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De la mano de San José en el 2021

(VIDEO) Mensaje de Mons. José Rafael Quirós Quirós, Arzobispo Metropolitano


El Señor que nos ha dicho: "Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo"[1], nos alienta a recibir con esperanza el año 2021. Hemos vivido grandes pruebas a lo largo del año que termina, pero, en medio de ellas, pudimos experimentar que Dios nos ama y que siempre está a nuestro lado, no nos deja solos ni siquiera un instante de nuestra vida.  La misericordia del Señor es más grande que cualquier dificultad y tribulación y nada nos aparta de sus manos; no estamos solos, Cristo camina a nuestro lado.

En este año, la Patria se prepara para conmemorar el bicentenario de nuestra independencia, ocasión que representa una oportunidad para mirar con gratitud el pasado, para fortalecer el amor a nuestra Nación y para renovar los grandes ideales de solidaridad y bien común que han hecho grande a Costa Rica.  Esta celebración nos lleva, también, a reflexionar sobre aquellos factores que han contribuido, de modo relevante, a la definición de nuestra identidad, entre ellos, la fe en Nuestro Señor Jesucristo.

 La Iglesia Católica ha colaborado en la formación de valores y en la cohesión social a lo largo de nuestra historia patria, y aunque algunos pretendan negarlo y reducir su actual campo de acción, la Iglesia sigue fiel a su esencia y a sus ideales de servir al Evangelio desde las exigencias de la sociedad contemporánea.

Con esta convicción celebraremos, también, el 100 aniversario de la Provincia Eclesiástica de Costa Rica erigida el 16 de febrero de 1921, mediante la bula "Praedecessorum" del Papa Benedicto XV, que elevó a Metropolitana la sede de San José y creó la Diócesis de Alajuela y el Vicariato Apostólico de Limón. Como Arquidiócesis de San José agradecemos al Señor el vivo el patrimonio espiritual que, como don precioso, hemos recibido de nuestros antepasados y pedimos al Espíritu Santo que anime e ilumine nuestro caminar en esta nueva etapa de la historia.

Providencialmente, este año se conmemoran los 150 años de la declaración de San José como Patrono de la Iglesia Universal y para ello, mediante la Carta Apostólica "Patris Corde", el Papa Francisco nos invita a hacer crecer en nosotros el amor a este gran santo, a implorar su intercesión e imitar sus virtudes. Siendo San José el Patrono de nuestra Arquidiócesis, debemos aprovechar para nuestro beneficio espiritual esta feliz coincidencia caminando este año de la mano de José, como lo hiciera Jesús. 

Este humilde carpintero, desposado con María; un "hombre justo" siempre dispuesto a hacer la voluntad de Dios, hizo de su vida un servicio, ofreciéndose enteramente a Dios.San José es un Padre en la ternura que vio a Jesús progresar día tras día «en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres» (Lc 2,52). Y, "Como hizo el Señor con Israel, así él "le enseñó a caminar, y lo tomaba en sus brazos: era para él como el padre que alza a un niño hasta sus mejillas, y se inclina hacia él para darle de comer" (cf. Os 11,3-4).

En cada circunstancia de su vida, José supo pronunciar un "hágase" como María en la Anunciación y Jesús en Getsemaní. En la vida oculta de Nazaret, bajo la guía de José, Jesús aprendió a hacer la voluntad del Padre. Dicha voluntad se transformó en su alimento diario.Con José entendemos que creer no significa encontrar soluciones fáciles que consuelan. La fe que Cristo nos enseñó es, en cambio, la que vemos en san José, que no buscó atajos, sino que afrontó "con los ojos abiertos" lo que le acontecía, asumiendo la responsabilidad en primera persona.

Como nos recuerda el Papa, "la acogida de José nos invita a acoger a los demás, sin exclusiones, tal como son, con preferencia por los débiles, porque Dios elige lo que es débil (cf. 1 Co 1,27), es «padre de los huérfanos y defensor de las viudas» (Sal 68,6) y nos ordena amar al extranjero". Que este sea un año lleno de bendiciones para todos y que al tener a San José como referente de vida cristiana, aprendamos a responder a Dios sin temores ni ansiedades sino con total confianza y disponibilidad.

Impregnemos nuestra vida y cada comunidad de nuestra Arqudiócesis de ese espíritu de obediencia, donación y servicio a la voluntad de Dios, como lo hizo San José.

 


[1] Mateo 28,20