(VIDEO) Mensaje de Mons. José Rafael Quirós Quirós, Arzobispo Metropolitano
Una afirmación así no puede tomarse a la ligera pues en el fondo esa percepción del Dios "Justo" entraña la tendencia de algunos cristianos a relacionarse con él a partir del temor al castigo, por ello, pensé, debemos redoblar esfuerzos en todos los espacios de formación para comunicar, a partir de la Revelación misma y con convicción profunda, que ?la misericordia es en realidad el núcleo central del mensaje evangélico, y es el nombre mismo de Dios». [2]
En efecto, es ese "Dios rico en misericordia"[3] el que en Jesucristo se nos ha revelado como Padre, y la Iglesia debe transparentar también la misericordia de Dios revelada en Cristo. Aún más, "la Iglesia vive una vida auténtica, cuando experimenta, profesa y proclama la misericordia como el atributo más estupendo de Dios.[4]
El Papa Francisco en su reciente encíclica Fratelli Tutti nos presenta la Parábola del Buen Samaritano (Lc 10,25-37), como un referente práctico de la misericordia. Como conocemos, allí el Señor pregunta cuál de los que se encontraron con el hermano que sufría había actuado como prójimo y recibe como respuesta: "El que lo trató con misericordia". Esa intervención del maestro de la Ley tendrá como resultado un encargo del Señor para cada uno de nosotros: "Anda a hacer tú lo mismo". La misericordia es un imperativo en nuestra vida y "no es una opción posible vivir indiferentes ante el dolor, no podemos dejar que nadie quede a un costado de la vida".[5]
Precisamente, el domingo 15 de noviembre, celebramos la IV Jornada Mundial de los Pobres bajo el lema: "Tiende tu mano al pobre". [6] Tender la mano, nos dice el Papa, es un signo que recuerda inmediatamente la proximidad, la solidaridad, el amor: "Tiende la mano al pobre" es, por lo tanto, una invitación a la responsabilidad y un compromiso directo de todos aquellos que se sienten parte del mismo destino "No se trata de una exhortación opcional, sino que condiciona la autenticidad de la fe que profesamos".[7]
Nuestro camino hacia Dios pasa por los pobres: "Estamos llamados a descubrir a Cristo en ellos, a prestarles nuestra voz en sus causas, pero también a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos".[8]
Como personas de fe, demos gracias a Dios por tanto amor y correspondámosle abriendo nuestro corazón a los hermanos que más sufren, especialmente en este contexto de Pandemia al que se agrega la destrucción que ha dejado el huracán Eta, no quedándonos en discursos sino haciendo vital su invitación: "Andad, aprended lo que significa Misericordia quiero y no sacrificio".[9]
Que Dios unja todo nuestro ser con el aceite de la misericordia que cura las heridas de los errores, de las incomprensiones, de las controversias y que, como Jesús, salgamos siempre al encuentro del hermano. Que quienes hemos experimentado la infinita misericordia del Padre vivamos un deseo inagotable de brindar misericordia a los hermanos.
[1] Cf. Salmo 11,5-6
[2] Benedicto XVI, Ángelus, Domingo de la Divina Misericordia, 30 de marzo de 2008.
[3] Efesios 2,4
[4] Cf. Juan Pablo II, Dives in misericordia, n.13
[5] Papa Francisco, Fratelli Tutti, n.68
[6] Cf. Si 7,32
[7] Papa Francisco, Jornada Mundial de los pobres 2020, Mensaje
[8] Papa Francisco, Evangelii Gaudium, n.198
[9] Mateo 12,1-8