"La viña es del Señor, no nuestra. La autoridad es un servicio"
Este 4 de octubre, fiesta de san Francisco de Asís, el Papa rezó, con la presencia de cientos de fieles, la oración del Ángelus en la Plaza de San Pedro. "También hoy Dios espera los frutos de su viña de aquellos que ha enviado a trabajar en ella".
El Papa Francisco se refirió, durante la oración del Ángelus, al texto evangélico de Mt 21, 33-43, que narra la parábola de los viñadores asesinos y hace notar que el texto es una advertencia a «los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo que están por emprender un camino errado. Tienen, en efecto, malas intenciones con él (Jesús) y buscan la manera de eliminarlo».
El Papa describe el relato evangélico, mostrando a un propietario que cuida de su viña, pero que tiene que ausentarse y se la arrenda a unos labradores. Llegado el tiempo de la cosecha envía a unos siervos a recoger los frutos. A estos, los viñadores los golpean y matan a algunos. Francisco continúa: "El propietario manda a otros siervos, más numerosos, que, sin embargo, reciben el mismo trato (cf. vv. 34-36). El colmo llega cuando el propietario decide enviar a su hijo: los viñadores no le tienen ningún respeto, al contrario, piensan que eliminándolo podrán adueñarse de la viña, y así lo matan también (cf. vv. 37-39)".
Sobre el texto, Francisco afirma: "La imagen de la viña representa al pueblo que el Señor ha elegido y formado con tanto cuidado; los siervos mandados por el propietario son los profetas, enviados por Dios, mientras que el hijo es una figura de Jesús. Y así como fueron rechazados los profetas, también Cristo fue rechazado y asesinado".
En el relato, dice el Papa, Jesús pregunta a los jefes del pueblo : "Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?" (v. 40). Y ellos, llevados por la lógica del relato, pronuncian su propia condena: el dueño -dicen- castigará severamente a esos malvados y "arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo" (v. 41).