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Iglesia

Renovación promesa jurada al Dulce Nombre de Jesús

Arzobispo pidió por el fin de la pandemia en fiesta de la Virgen del Carmen


En el marco de la Fiesta de la Virgen del Carmen, el arzobispo metropolitano, Mons. José Rafael Quirós,  realizó una renovación de la promesa jurada al Dulce Nombre de Jesús para pedir por el fin de la pandemia del COVID 19. 

 

La oración se realizó en la Catedral Metropolitana en frente de la sagrada imagen del Dulce Nombre de Jesús que data de 1864 y  traída de Guatemala.

 

Según documentos históricos sobre esta devoción, con el regreso de los costarricenses que participaron en la gesta heroica de 1856 contra los filibusteros, vino el cólera morbus, enfermedad que diezmó la población.

 

Los católicos inciarion la rogación en torno a la imagen del Niño Jesús. La enfermedad dejó de afectar y la promesa jurada de seguir con la tradición ha llegado hasta la época actual.

 

Los archivos de la Curia Metropolitana tienen registro de que en 1859 y 1860 se cumplía la promesa y se exponía el Santísimo Sacramento en el templo y se pedía por cese de los estragos de la peste.  

 

La imagen se venera y se conserva en la Iglesia de El Carmen en San José, pero para esta fecha especial se trasladó a la Catedral Metropolitana.

 

 

 

RENOVACIÓN DE LA PROMESA JURADA AL DULCE NOMBRE DE JESÚS 
 

16  de julio AD 2020

 

Señor Jesús ante cuyo Nombre, «toda rodilla se dobla en el cielo, en la tierra y en el abismo» (cf. Flp. 2, 10), nos dirigimos a Ti llenos de confianza, para elevarte nuestra alabanza, nuestra acción de gracias y nuestra súplica, «porque no se nos ha dado bajo el cielo, ningún otro Nombre en el que nos podamos salvar» (Hch. 4, 12). 

 

Tú eres nuestro Dios y Salvador, por ti «vivimos, nos movemos y existimos» (Hch. 17, 28). Tú eres la fuente de la vida, la gracia que nos salva y la misericordia que socorre nuestras necesidades y tribulaciones.

 

Invocamos tu santísimo Nombre, porque sólo «tú has sido nuestro refugio de generación en generación» (Ps. 89, 1).

 

Postrados ante tu sagrada imagen, recordamos agradecidos y confiados, los beneficios y gracias que siempre nos has dispensado. Así como en otro tiempo nos libraste misericordioso de la peste del cólera, de la poliomielitis y de otros males, hoy te pedimos Señor Jesús, que mires con misericordia al mundo entero y de manera particular, a nuestro país Costa Rica y con tu poder infinito, líbranos de esta pandemia que nos aflige.

 

De todo corazón te pedimos:

 

Suscita en la inteligencia de los científicos, la cura y el tratamiento adecuado para esta enfermedad;

 

ilumina a las autoridades de salud pública para que dirijan y promuevan los protocolos necesarios para salvaguardar la vida de todos;

 

envía tu Espíritu de comunión y solidaridad, sobre los gobernantes de las naciones y legisladores, para que velen por el bien común, especialmente de todos aquellos que están sufriendo por el desempleo, la carestía de alimentos y la incertidumbre del porvenir;

 

ayuda a los agricultores, para que su duro trabajo del campo, se vea remunerado con justicia y equidad;

 

renueva las fuerzas de todos los profesionales de la salud que en los hospitales entregan sus vidas por la salud de sus hermanos, aun con el riesgo de poderse contagiar;

 

protege a las autoridades de la seguridad y el orden público: policías, oficiales de tránsito, Cruz roja y bomberos;

 

concede la recuperación y bienestar, a todos aquellos que han contraído esta enfermedad;

 

consuela con tu misericordia y tu paz, a todos aquellos hermanos que han perdido seres queridos en esta pandemia, haz crecer en ellos la esperanza y la certeza de la vida eterna;

 

acoge en tu Reino a todos aquellos que han muerto a causa del Covid-19, concédeles el lugar de la luz y de la paz;

 

danos a todos la docilidad y la obediencia para acatar las directrices que nos dan nuestras autoridades de salud, para que las cumplamos no por temor, sino como expresión de amor y solidaridad hacia los demás.

 

RENOVACIÓN DE LA PROMESA JURADA

 

Señor Jesús, en ti creemos, esperamos y confiamos. Por eso, en este día y en medio del azote de esta pandemia, queremos renovar solemnemente la promesa jurada que te hicieran nuestros mayores, los cuales nos enseñaron que sólo en tu santo y dulce Nombre, podemos encontrar refugio, salud y paz.

 

Atiende benigno y misericordioso nuestras súplicas y por la invocación de tu santísimo Nombre, aleja de Costa Rica y del mundo entero, esta enfermedad que nos oprime; concédenos la paz y la esperanza de saber que siempre vienes con nosotros y que no permitirás que nada, ni nadie nos arrebate de tu mano.

 

A ti Jesús, Nombre-sobre-todo-Nombre, Rostro misericordioso y salvador del Padre, con la fuerza del Espíritu Santo, te damos el honor, la gloria y la alabanza, por los siglos de los siglos.

 

Amén.

 

Sea bendito, alabado, ensalzado y glorificado el santísimo y dulcísimo Nombre de Jesús, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Por tu santísimo Nombre, misericordia, Señor.