Un comentario del Padre Ronald Fallas Barboza
Vive Cristo, esperanza nuestra, y Él es la más hermosa juventud de este mundo. Con estas palabras da inicio y de allí recibe su nombre la exhortación apostólica postsinodal Christus vivit, del Santo Padre Francisco, dirigida a los jóvenes y a todo el pueblo de Dios.
Esta exhortación, que tiene como objeto principal a los jóvenes y la evangelización, es producto del trabajo sinodal que reflexionó arduamente respecto a los jóvenes y su participación en la Iglesia y en el mundo, los retos de su evangelización, entre otros. Publicada hace poco más de un año, esta exhortación abarca grandes temas entre las fortalezas y retos de nuestros jóvenes. Y quisiera compartir una breve palabra sobre cada uno de los nueve capítulos que abarca, de manera que nos interesemos en su lectura durante este mes de la juventud.
Primeramente, ¿Qué dice la Palabra de Dios sobre los jóvenes? Abordado desde el Antiguo y Nuevo Testamento, se nos ofrece una iluminación bíblica sobre los jóvenes en las Escrituras y como el Señor sale a su encuentro, como continúa haciéndolo en nuestros días. Desde la Palabra, Jesús, el eternamente joven, nos ofrece un corazón siempre joven. Y desde aquí se aborda el segundo capítulo: Jesucristo siempre joven, para ser ejemplo y consagrarlos a Él mismo, por todos esos jóvenes por quienes también ofreció su vida en la Cruz. También para nuestros jóvenes, Jesucristo es prototipo y Señor que ilumina con su juventud.
Ustedes son el ahora de Dios. Esta expresión, bastante atinada y que supera aquella otra que dice ?los jóvenes son el futuro?, da razón al capítulo tercero de la exhortación, quien llama la atención a los adultos que, muchas veces quedándose en fórmulas ya inventadas, no dan cabida a las respuestas actuales que los jóvenes de hoy nos ofrecen. Mientras que el capítulo cuarto, titulado El gran anuncio para todos los jóvenes, va más allá de las circunstancias para anunciar al Dios Amor, a Cristo Salvador y al Espíritu vivificador.
En el capítulo quinto, ?caminos de juventud?, el Santo Padre junto con los padres sinodales, da un alentador empuje a vivir la alegría de la juventud como expresión misma de Dios, a vivir la vida tal y como Dios lo quiere, como una inquietante experiencia que anuncie siempre su amor.
Bajo el prototipo de las raíces, el capítulo sexto se enfoca en la necesidad de construir un futuro con raíces, mientras denuncia el riesgo de crecer sin ellas. Bien cimentados en tierra, los jóvenes han de vivir arraigados en Dios y alejados de una cultura que idolatra lo joven, lo atrayente y que desprecia todo los demás. Luego, en el capítulo séptimo, se aborda un tema medular de los jóvenes en la Iglesia y es la pastoral. Con sus retos y aciertos, la pastoral juvenil ha sufrido cambios sociales y culturales que muchas veces desestabilizan la puesta de marcha de procesos pastorales enfocados en la atención de la iglesia joven.
Por último, dos importantes temas en los dos últimos capítulos de la exhortación, vocación y discernimiento. Dos temas para mí fundamentales en la vida cristiana y respuesta a Dios. Los jóvenes, como cualquier otro cristiano es un vocacionado, y toda respuesta vocacional requiere del discernimiento para poder atender así a la santa voluntad de Dios. Concluye el Papa con un deseo final, que los jóvenes corran tras de Cristo, reconociendo la necesidad de sus entusiasmos, intuiciones y fe. Vaya que sí vale la pena la lectura de esta exhortación.