Santo Padre: "Descanso que Cristo ofrece no es solamente un alivio psicológico"
El Papa Francisco invitó este Domingo a acudir a Jesús quien ofrece descanso y alegría verdadera, y no solamente "un alivio psicológico o una limosna donada".
Así lo indicó el Santo Padre este 5 de julio durante el rezo del Ángelus ante los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
"Jesús dice que, si vamos hacia Él, encontraremos descanso. El "descanso" que Cristo ofrece a los cansados y oprimidos no es un alivio solamente psicológico o una limosna donada, sino la alegría de los pobres de ser evangelizados y constructores de la nueva humanidad. Este es el descanso, la alegría, la alegría que nos da Jesús. Es única. Es la alegría que tiene Él mismo", señaló el Papa.
En esta línea, el Santo Padre destacó que se trata de "un mensaje para todos nosotros, para todos los hombres y mujeres de buena voluntad, que Jesús dirige todavía hoy en un mundo que exalta a quien se hace rico y poderoso" y advirtió: "Pero cuántas veces nosotros decimos: "yo quisiera ser como aquel, como aquella, que es rico, tiene tanto poder, no le falta nada".
Al comentar el pasaje del Evangelio de San Mateo de este Domingo (Mt 11, 25-30), el Pontífice describió que la narración está dividida "en tres partes: primero Jesús alza un himno de bendición y de agradecimiento al Padre, porque ha revelado a los pobres y a los sencillos los misterios del Reino de los cielos; después desvela la relación íntima y singular que hay entre Él y el Padre; y finalmente invita a acudir a Él y a seguirlo para encontrar alivio".
La sabiduría viene también del corazón
En primer lugar, sobre la alabanza de Jesús a Dios Padre, el Papa Francisco recordó que la enseñanza de Jesús "ha ocultado los secretos de su Reino a sabios e inteligentes" y alertó sobre la tentación de presumir "ser sabios" pero muchas veces tener "el corazón cerrado".
"La verdadera sabiduría viene también del corazón, no es solamente entender ideas, la verdadera sabiduría entra también en el corazón y si tú sabes tantas cosas, pero tienes el corazón cerrado, tú no eres sabio", destacó el Santo Padre.
En este sentido, el Papa invitó a tener "el corazón abierto y confiado hacia el Señor" ya que "Jesús dice que los misterios de su Padre han sido revelados a los "pequeños", a los que se abren con confianza a su Palabra de salvación, abren el corazón a la palabra de salvación, sienten la necesidad de Él y esperan todo de Él".
Luego, el Pontífice resaltó que "Jesús explica que ha recibido todo del Padre" y que "lo llama "mi Padre", para afirmar la unicidad de su relación con Él" y agregó que "de hecho, solo entre el Hijo y el Padre hay total reciprocidad: el uno conoce al otro, el uno vive en el otro. Pero esta comunión única es como una flor que brota, para revelar gratuitamente su belleza y su bondad. Y de aquí la invitación de Jesús: "Ven a mí...".
"Él quiere donar lo que toma del Padre. Quiere donarnos la Verdad y la Verdad de Jesús es siempre gratuita, es un don, es el Espíritu Santo, la Verdad", afirmó el Papa.
De este modo, el Santo Padre destacó que "como el Padre tiene una preferencia por los "pequeños", también Jesús se dirige a los "fatigados, a los sobrecargados". Es más, se pone Él mismo en medio de ellos, porque Él es "manso y humilde de corazón".
Por ello, el Papa Francisco recordó las bienaventuranzas descritas por San Mateo en el capítulo 5 que habla sobre los "humildes o pobres de espíritu; y la de los mansos. La mansedumbre de Jesús".
Sin embargo, el Santo Padre advirtió que "el mundo exalta al rico y al poderoso, sin importar con qué medios, y a veces pisando a la persona humana y su dignidad" y agregó que "esto lo vemos todos los días, los pobres pisoteados".
"Es un mensaje para la Iglesia, llamada a vivir las obras de misericordia, a evangelizar a los pobres, a ser mansos, humildes, así el Señor quiere que sea su Iglesia, es decir, nosotros", dijo el Papa.
Finalmente el Pontífice animó a acudir a la Virgen María "la más humilde y la más alta entre las criaturas" para que "implore a Dios para nosotros la sabiduría del corazón" para que "sepamos discernir sus signos en nuestra vida y ser partícipes de esos misterios que, ocultos a los soberbios, son revelados a los humildes".