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Por una economía con rostro humano

(VIDEO) Mons. José Rafael Quirós Quirós, Arzobispo Metropolitano

 


Sacudidos por una pandemia que se extiende como "densas tinieblas" generando "un vacío desolador que paraliza todo a su paso", nos unimos al Papa Francisco en una oración, sin precedentes en la historia, para pedir al Señor su fortaleza y para concientizar a la humanidad sobre la necesidad de "remar juntos" en esta hora, pues todos estamos "en el mismo barco" y nadie se salva solo".

Costa Rica no era la excepción y por ello, acogimos con agrado esa invitación a unirnos para enfrentar la crisis sanitaria, y evitar la estela de muerte y dolor que ha dejado en otros países, probablemente, sin advertir que ese llamado a la fraternidad sería extensivo a todos los escenarios, también al económico y al social. 

Hoy, al constatar la gravedad del descenso en la actividad económica del país que redunda en la ya existente desigualdad y pobreza, y en medio de la incertidumbre que generan las proyecciones de incrementos agudos en estos ámbitos, nos resulta, aún más amenazador, el conflicto de intereses que se evidencia en los reclamos desmedidos de algunos sectores por reanudar sus actividades a contrapelo de las medidas sanitarias, en un contexto de profunda tensión por las, también, cuestionadas políticas sociales del Gobierno, amén de aquellas que apuntan a la reactivación económica.

Lejos de discutir sobre los criterios técnicos y políticos que inspiran a unos y a otros, quiero hacer un llamado a la ciudadanía a aprender las lecciones que la historia patria nos ha dejado, en especial, cuando la solidaridad desinteresada emerge como el camino en favor del ser humano. «Si alguno que posee bienes del mundo ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?» (1 Jn 3,17).

Entre muchas otras enseñanzas, gracias a esa visión preclara, inspirada en la Doctrina Social de la Iglesia, sectores dispares, y hasta opuestos ideológicamente, fueron capaces de crear y robustecer la Caja Costarricense del Seguro Social, pilar de un sistema sanitario, cuyas fortalezas han permitido que Costa Rica se ubique entre los seis países del mundo con la mejor asistencia en salud, antes del covid 19; ni se diga ahora que nuestro sistema de salud universal está dando la talla como pocos. Este regalo que Dios nos dio por medio de visionarios y creyentes antepasados, debemos protegerlo, fortalecerlo y potenciarlo.

Una solución "a la tica" en el actual contexto  debería apelar a que todos los sectores, también aquellos académicos hoy enfrascados en la defensa de sus privilegios- trabajaran unidos por una solución a la debacle financiera y social que atravesamos que, como nos dice el Papa Francisco, en su origen responde a una "profunda crisis antropológica".[2]

En efecto, la economía es sólo un aspecto y una dimensión de la compleja actividad humana y no puede ser absolutizada y ocupar el centro de la vida social, menos si está en juego el don de la vida, de lo contrario, nos sumamos a esa «idolatría» del mercado, "que ignora la existencia de bienes que, por su naturaleza, no son ni pueden ser simples mercancías". [3]

La agenda nacional de recuperación social, más que económica, debe fundarse en un plan de acción conjunta, sector público y privado, especialmente orientado a miles de familias afectadas, pero no con el mero asistencialismo, que es necesario en un primer momento, pero que sabemos no es la solución permanente, sino con la generación de trabajo digno. De hecho, esta es la obligación del Estado, a saber, secundar la actividad de las empresas, creando condiciones que aseguren oportunidades de trabajo, estimulándola donde sea insuficiente o sosteniéndola en momentos de crisis.?[4]

Sin dejar de lado el tema de los ingresos fiscales y el gasto público, fundado en la racionalidad, rigor e integridad, puesasumen una importancia crucial como instrumento de desarrollo y de solidaridad. 

Ante las presiones de organismos financieros internacionales, de los compromisos adquiridos en tratados y de las calificadoras de riesgo, " hace falta postular un principio que es indispensable para construir la amistad social: la unidad es superior al conflicto. La solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierte así en un modo de hacer la historia, en un ámbito viviente donde los conflictos, las tensiones y los opuestos pueden alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida"-[5]

Es urgente que trabajemos juntos para que cambie la historia, nuestra gran fortaleza es la cohesión. Costa Rica merece esta oportunidad. Desafiemos el fragmentarismo que algunos oportunistas se han ocupado de sembrar. "Padre Santo, guarda en tu nombre a aquellos que me has dado,  para que sean uno como nosotros". 

 

 

 



[1] Cf. Papa Francisco, Plaza San Pedro, Oración 27 de marzo 2020

[2] Cf. Evangelii Gaudium, n.55

[3] Juan Pablo II, Centesimus annus, 1991, n.40

[4] Idem, n. 48

[5] Francisco, Evangelii Gaudium, n. 228

[6] Juan, 17, 11