Mons. José Rafael Quirós, en encuentro interreligioso
Señor ante cuyo Nombre, «toda rodilla se dobla en el cielo, en la tierra y en el abismo» (cf. Flp 2, 10), estamos reunidos en tu nombre, para elevarte nuestra alabanza, nuestra acción de gracias y nuestra súplica, «porque no se nos ha dado bajo el cielo, ningún otro Nombre en el que nos podamos salvar» (Hch 4, 12).
Tú eres nuestro Dios y Salvador, por ti «vivimos, nos movemos y existimos»(Hch 17, 28). Tú eres la fuente de la vida, la gracia que nos salva y la misericordia que socorre nuestras necesidades y tribulaciones.
Nos hemos reunido en tu Nombre, con la certeza de que estás presente en medio de nosotros
Ante todo, queremos darte gracias por todos los dones, gracias y beneficios que continuamente recibimos de Ti. En este día y movidos por tu Espíritu de caridad, queremos darte gracias por la vida, que es expresión de tu amor por nosotros; gracias por la tierra que es nuestra casa común, pues ella nos provee de todo lo necesario para nuestra subsistencia. Gracias por la inteligencia con que nos has enriquecido, porque gracias a ella, podemos hacer frente a las actuales dificultades. Pero sobre todo, queremos darte gracias por la fe, la esperanza y el amor, porque a través de estos dones divinos, podemos reconocerte como nuestro Dios y Señor, podemos esperar con alegría lo que nos prometes y podemos amarte por encima de todas las cosas, amando también a todos los que nos rodean.
Al reconocer tu grandeza y amor sobre nosotros y al elevarte nuestra acción de gracias por tus bondades, dirigimos también con mucha confianza nuestras súplicas, en medio de esta situación difícil que estamos atravesando. Unidos como hermanos y teniendo un solo corazón y una sola alma (cf. Hch 4, 32), te pedimos Señor Jesús, que mires con misericordia al mundo entero y de manera particular, a nuestro país Costa Rica y con tu poder infinito, nos libres de esta pandemia que nos aflige.
De todo corazón te pedimos:
Suscita en la inteligencia de los científicos, la cura y el tratamiento adecuado para esta enfermedad;
Ilumina a las autoridades de salud pública para que dirijan y promuevan los protocolos necesarios para salvaguardar la salud de todos;
Envía tu Espíritu de comunión y solidaridad, sobre los gobernantes de las naciones y legisladores, para que velen por el bien común, especialmente de todos aquellos que están sufriendo por el desempleo, la carestía de alimentos y la incertidumbre del porvenir;
Ayuda a los agricultores, para que su duro trabajo del campo, se vea remunerado con justicia y equidad;
Renueva las fuerzas de todos los profesionales de la salud que en los hospitales entregan sus vidas por la salud de sus hermanos, aún con el riesgo de poderse contagiar;
Protege a las autoridades de la seguridad y el orden público: policías, oficiales de tránsito, Cruz roja y bomberos;
Llena de palabras de consuelo y esperanza, a todos los que proclamamos tu Buena Noticia en el mundo;
Concede la recuperación y bienestar, a todos aquellos que han contraído esta enfermedad;
Consuela con tu misericordia y tu paz, a todos aquellos hermanos que han perdido seres queridos en esta pandemia, haz crecer en ellos la esperanza y la certeza de la vida eterna;
Acoge en tu Reino, a todos aquellos que han muerto a causa del Covid-19, concédeles el lugar de la luz y de la paz.
Danos a todos la docilidad y la obediencia para acatar las directrices que nos dan nuestras autoridades de salud, para que las cumplamos no por temor, sino como expresión de amor y solidaridad hacia los demás.
Señor, en ti creemos, esperamos y confiamos. Atiende benigno y misericordioso nuestras súplicas y mientras realizas tu designio de salvación sobre nosotros, concédenos la paz y la esperanza de saber que siempre vienes con nosotros y que no permitirás que nada ni nadie nos arrebate de tu mano.
Amén.