León XIV convocó a vivir la espiritualidad mariana en todo el mundo
· "Hagan
lo que él les diga". "Envaina la espada".
David
Mora, periodista
Tal
como lo había convocado el pasado 24 de setiembre, el Papa León XIV rezó este
sábado 11 de octubre el Santo Rosario en la Plaza de San Pedro, con motivo del
Jubileo de la Espiritualidad Mariana y el 63° aniversario de la apertura del
Concilio Vaticano II. El Santo Padre dedicó la oración a pedir por la paz
mundial.
Con
motivo de esta celebración, se contó con la presencia de la imagen original de
Nuestra Señora de Fátima, resguardada en Portugal, la cual contiene en su
corona la bala que hirió a San Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981. La imagen
de la Madre de Dios fue venerada por León XIV luego haber ingresado a la plaza
en el papamóvil y haber saludado a los fieles.
Después
de haber rezado los misterios gozosos del Santo Rosario, el Sucesor de San
Pedro dedicó unos minutos para dar una meditación a los fieles, donde recordó
que los creyentes están llamados a imitar a la Virgen María en sus "virtudes
evangélicas".
""Hagan
todo lo que él les diga". Después no hablará más (la Virgen María). Por tanto,
estas palabras, que resultan casi un testamento, deben ser muy queridas por los
hijos, como todo testamento de una madre. Todo lo él les diga. Ella está segura
de que su Hijo hablará, su Palabra no ha terminado, sigue creando, generando,
llenando el mundo de primaveras y de vino las ánforas de la fiesta. María, como
una señal indicadora, orienta más allá de sí misma, muestra que el punto de
llegada es el Señor Jesús y su Palabra, el centro hacia el que todo converge,
el eje alrededor del cual giran el tiempo y la eternidad", manifestó el Sumo
Pontífice.
Orientado
hacia buscar la paz, recordando que María llama a seguir las indicaciones de
Jesucristo, León XIV resaltó lo que él le dice a San Pedro en el huerto de los
olivos: "Envaina tu espada".
"Desarma
la mano y, antes aún, el corazón, Como ya he mencionado en otras ocasiones, la
paz es desarmada y desarmante. No es disuasión, sino fraternidad; no es ultimátum,
sino diálogo. No llegará como fruto de victorias sobre el enemigo, sino como el
resultado de sembrar justicia e intrépido perdón. "Envaina la espada" es la
palabra dirigida a los poderosos del mundo, a quienes guían el destino de los
pueblos: ¡tengan la audacia de desarmarse! Y al mismo tiempo es dirigida
también a cada uno de nosotros, para hacernos cada vez más conscientes de que
no podemos matar por ninguna idea, fe o política. Lo primero que hay que
desarmar es el corazón, porque si no hay paz en nosotros, no daremos paz2,
comentó el Vicario de Cristo.
La
jornada finalizó con un momento de adoración eucarística, donde León XIV dio la
bendición con el Santísimo Sacramento. Luego la imagen de la Virgen de Fátima
ingresó en procesión hacia la Basílica de San Pedro.
Fuente:
Vatican News y ACI Prensa.