Consagración se realizó el 1 de noviembre de 1940, pero se conmemora el 9 de octubre
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¿Cómo
se celebró el rito en aquella ocasión?
David
Mora, periodista
Este
jueves 9 de octubre, la Arquidiócesis de San José celebra los 85 años que
cumple la Catedral Metropolitana de haber sido dedicada. El hecho ocurrió el 1
de noviembre de 1940 por el entonces arzobispo, Monseñor Víctor Manuel
Sanabria; sin embargo, al ser ese día la Solemnidad de Todos los Santos, el
prelado definió que el aniversario de la consagración se haría cada 9 de
octubre, fecha en la que él fue ordenado presbítero.
El
altar que en aquel entonces se consagró está en desuso, se trata del que está
al costado norte del templo, que conserva la imagen de San José. El rito que se
usó fue el anterior a la reforma litúrgica de 1970 por lo que fue diferente a
como se haría actualmente.
Antiguamente,
la Misa se celebraba en exclusivamente en latín; al inicio se realizaba una
cruz de ceniza en la Iglesia, el obispo tomaba el báculo y hacía una inscripción
en el suelo, en forma de cruz, del alfabeto griego y latino, había tres aspersiones
de agua bendita dentro y fuera del templo, se hacía una procesión con reliquias
de santos alrededor del templo, estas eran sepultadas bajo el altar, el altar
era lavado con agua y vino, luego era ungido con el Santo Crisma, con el que se
ungían también las doce cruces en las paredes de la Iglesia y se encendía una
vela bajo cada una de ellas, también se quemaba incienso sobre las cinco cruces
del altar.
En
la actualidad, se conserva una sola aspersión de agua bendita dentro del
templo, las reliquias ingresan en una procesión y son sepultadas bajo el altar,
este se unge con el Santo Crisma, también se ungen las cruces de las paredes y
se enciende la vela, la quema del incienso se sigue conservando sobre un
bracero que se pone en el centro del altar. La simplificación del rito buscó dar
más importancia a la asamblea que se congrega en el edificio, más que a la estructura
del templo en sí mismo
El
origen de la Catedral Metropolitana se remonta hasta el siglo XVIII; en el
mismo sitio donde ahora se encuentra, hubo una ermita de paja dedicada a San
José. Posteriormente, fue demolida y se comenzó la construcción del templo
actual, este se inauguró en 1825, y el 28 de febrero de 1850, por medio de la
bula pontificia "Cristianae Religionis Autor", el Papa Pío XI le dio el título
de Catedral al crear la Diócesis de San José, asignándosele como su primer
obispo a Monseñor Anselmo Llorente y La Fuente. Antes de esto, Costa Rica le
pertenecía a la Diócesis del Obispado de Nicaragua, después de esto se hacía
sufragánea a la Arquidiócesis Metropolitana de Guatemala.
71
años después, el 16 de febrero de 1921, el Papa Benedicto XV creó la Provincia
Eclesiástica de Costa Rica con la Bula "Praedecessorum Nostrorum", convirtiendo
a San José en Arquidiócesis, y la Catedral convirtiéndose en la Metropolitana
del país.
Algunos
detalles que tiene el templo es que sus vitrales fueron hechos en Francia, a
inicios del siglo XX, el viacrucis fue hecho en Italia con piezas de madera de
cedro amargo, en el costado norte de su fachada tiene una estatua de mármol que
representa a San Juan Pablo II, esculpida por Jorge Jiménez Deredia.
El
21 de mayo de 1998, la Catedral Metropolitana fue declarada Patrimonio Histórico
Arquitectónico y el 7 de diciembre de 2021 fue declarada Santuario Nacional en
honor a San José.