Mensaje de la Comisión Nacional de Laicos con motivo del Día Nacional del Laicado Costarricense
Con
alegría renovada, nos unimos para valorar, orar y agradecer profundamente a
cada uno de los que forman parte del laicado en nuestro país. Inspirados en las
palabras del apóstol Pablo, queremos este año jubilar reafirmar nuestra
gratitud hacia todos ustedes. Somos miembros del Cuerpo de Cristo, y cada uno
contribuye a su crecimiento desde su vocación y servicio específico, como
peregrinos de esperanza.
Reiteremos
las palabras que el papa León XIV, dirigió el pasado 6 de junio a los
moderadores de asociaciones de fieles, movimientos eclesiales y nuevas
comunidades:
"Ustedes
representan a miles de personas que viven su experiencia de fe y su apostolado
en asociaciones, movimientos y comunidades. Por eso, deseo ante todo darles las
gracias por el servicio de guía y animación que prestan. Apoyar y animar a los
hermanos en el camino cristiano conlleva responsabilidad, compromiso, y a
menudo también dificultades e incomprensiones, pero es una tarea indispensable
y de gran valor. La Iglesia les está agradecida por todo el bien que hacen".
Los
desafíos siguen siendo muchos y como nos recuerda la liturgia de estos días:
"La mies es mucha y los obreros pocos". Esta expresión, lejos de ser
un lamento, nos impulsa con esperanza a seguir trabajando porque siempre hay
mucho por hacer. La evangelización es una tarea exigente y nadie está de sobra.
Así lo afirma también el decreto conciliar Apostolicam Actuositatem, que en su
primer numeral nos exhorta con claridad:
"Nuestros tiempos no exigen menos celo en los laicos, sino que, por el contrario, las circunstancias actuales les piden un apostolado mucho más intenso y más amplio (...). Se han abierto inmensos campos del apostolado de los laicos, en parte sólo accesibles a ellos, y han surgido nuevos problemas que exigen su cuidado y diligencia."
Hoy,
al hacer memoria del Congreso Nacional de Laicos celebrado hace un año, los
animamos a continuar siendo "sal y luz del mundo" (Mt 5,14)
conscientes de su valiosa participación en el discernimiento eclesial,
especialmente en el contexto nacional actual.
Todos,
ya sea que participen en movimientos apostólicos, grupos pastorales o como
laicos insertos en la sociedad, tienen una misión: evangelizar. Los ministros
ordenados debemos recordar que no podemos ni debemos hacerlo solos. La
evangelización es tarea de todos.
El
laicado debe despertar el compromiso de otros laicos y no es casualidad que la
palabra laicos al revés sea la palabra social. Ustedes, inmersos en la vida
social, están llamados a ser voz profética y artífices de una sociedad más
justa, que promueva la paz, los valores cristianos y la fraternidad, como tanto
nos lo recordó el querido papa Francisco.
A
quienes desempeñan funciones públicas: ejerzan su labor con honestidad y
responsabilidad, buscando siempre el bien común porque se evangeliza más con
los hechos que con las palabras. A los empresarios y patronos: también ustedes
están llamados a vivir un laicado comprometido. Piensen en sus trabajadores, no
sólo en el lucro personal. La Doctrina Social de la Iglesia nos recuerda que el
Evangelio también se construye desde el ámbito laboral, político y económico.
Celebremos
este dia con alegría. Oremos juntos por esta hermosa misión. Porque ustedes,
los laicos, "ejercen un apostolado múltiple, tanto en la Iglesia como en
el mundo. En ambos órdenes se abren varios campos de actividad apostólica: las
comunidades eclesiales, la familia, la juventud, el ámbito social, el orden
nacional e internacional" (AA 9).
Gracias
por todo lo que hacen - y siguen haciendo para difundir el Evangelio. Sigamos
caminando juntos de la mano de María nuestra madre y de los santos Luis y
Celia, haciendo crecer el Cuerpo de Cristo.