Octavo día
A
la espera del reino y de la vida futura
Lecturas
de las Escrituras: Apocalipsis 21, 1-4., Salmo 85, 8.10-12., Lucas 12, 35-40.
Para
reflexionar:
1. El amor será la realidad del reino de
Dios. Acciones concretas de caridad que hacen presente este reino en nuestras
vidas.
2. Viviendo en espera del reino de Dios, ¿cómo
encarnamos las señales del reino venidero en el mundo de hoy?
3. Estamos llamados a estar listos para la
segunda venida del Señor. ¿Cómo nos preparamos?
Oración:
R. Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
Oh,
Cristo Señor, que por nosotros te hiciste pobre y que prometes que los pobres
heredarán el reino de los cielos, tú nos llenas de tus riquezas. R.
Oh,
Señor Jesús, manso y humilde de corazón, que revelas un mundo nuevo a los que
confían en ti, tú nos das tu plenitud. R.
Oh,
Cristo Señor, que te arrodillaste y oraste con el rostro en tierra, tú que en la
tristeza trazaste un camino de consuelo, eres la alegría que nada ni nadie
puede quitarnos. R.
Oh,
Señor Jesús, que derribas a los gobernantes y a los poderosos y que vistes a
los pacificadores con un manto glorioso, tú nos transformas a tu imagen. R.
Oh,
Cristo Señor, misericordioso y compasivo que en la cruz perdonaste al ladrón
que murió contigo, te suplicamos: acuérdate de nosotros cuando entres en tu
reino. R.
Oremos:
¡Oh,
Señor, apresura la venida de tu día grande y glorioso! En nuestra oscuridad,
muchos hombres y mujeres ya no se atreven a esperar. Protege la llama de la fe
en los corazones de los débiles y de los que sufren.
Que
la Iglesia sea un fiel heraldo de la victoria de Cristo, tu Hijo, sobre la
muerte y un faro de espera para su regreso en la gloria.
Él
es el Viviente, contigo y con el Espíritu Santo ahora y por los siglos de los
siglos. Amén.