Quinto día
El
Espíritu Santo, dador de vida y alegría
Lecturas
de las Escrituras: Ezequiel 36, 24-28., Salmo 104, 24-25.27-29.33-34., Juan
3,4-8.
Para
reflexionar:
1. El Espíritu de Dios renueva la faz de la
tierra todos los días, nos llama a cooperar con él.
2. ¿Cuáles son las fuentes de alegría que
hay en tu vida y cómo se relacionan con el Espíritu Santo?
3. ¿Dónde vemos al Espíritu Santo obrando,
superando nuestras divisiones y llevándonos a una unidad más profunda, y cómo
podemos unirnos a esta obra?
Oración:
R.
¡Amén, amén! ¡Aleluya!
Tú
eres el Espíritu insuflado sobre el rostro de Adán que transforma la carne en
un ser vivo. R.
Tú
eres el Espíritu dado por el Resucitado: nuestros pecados han sido perdonados.
R.
Tú
eres el Espíritu enviado en Pentecostés: abriste el camino para que el
Evangelio llegara a todos los hombres. R.
Tú
eres el Espíritu que alienta nuestra oración: somos sostenidos por el amor de
Dios. R.
Tú
eres el Espíritu de Dios derramado sobre los muertos: los sepulcros se abrirán
y los muertos resucitarán. R.
Oremos:
Dios, Padre nuestro, tú nos has revelado el maravilloso misterio de tu vida,
enviando a tu Hijo al mundo y compartiendo con nosotros tu Espíritu de santidad
y alegría. Alegrémonos en el Espíritu que renueva la faz de la tierra y nos
guía hacia la unidad. Confesamos nuestra fe en ti, el único Dios, tres veces
santo: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Bendito eres, ahora y por los siglos de
los siglos. Amén.