El Papa rezó el Santo Rosario en los Jardines Vaticanos
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Tras
las huellas de Jesús.
David
Mora, periodista
Este
sábado 31 de mayo, Fiesta de la Visitación de la Virgen María, el Papa León XIV
finalizó el mes dedicado a la Madre de Dios rezando el Santo Rosario con una
procesión que salió desde la Iglesia de San Stefano degli Abissini y que
finalizó en la gruta dedicada a Nuestra Señora de Lourdes, ubicada en los Jardines
Vaticanos.
El
Santo Padre, luego de finalizar los Misterios Gozosos; en compañía del vicario general
de Su Santidad para el Estado de la Ciudad del Vaticano y arcipestre de la
Basílica de San Pedro, el Cardenal Mauro Gambetti, se dirigió a los fieles
presentes en el lugar y dio una pequeña catequesis sobre el Santo Rosario,
mencionando que esta oración meditativa no tiene únicamente una dimensión
mariana, sino que también posee un "corazón cristológico". También recordó que
San Juan Pablo II decía que el Rosario "condensa en sí la profundidad de todo
el mensaje evangélico".
Al
hablar del Rosario, el Sumo Pontífice comenzó afirmando que este "es un gesto
de fe con el que, de forma sencilla y devota, nos reunimos bajo el manto
materno de María"; también, al ser una oración comunitaria, destacó que tiene
detalles particulares que lo asemejan a lo que la Iglesia está viviendo en el Año
Jubilar: Alabanza, camino, esperanza y fe.
El
obispo de Roma destacó que los fieles cuando rezan el Rosario hacen una
peregrinación por la vida de Jesús y los lugares donde ocurrieron los Santos
Misterios, también indicó que, cuando se reza con fe, hace que resuene la
Palabra de Dios en el corazón de los fieles.
"Miremos
nuestra existencia como un camino tras las huellas de Jesús, para reconocerlo
junto a María", indicó el Sucesor de San Pedro, quien agradeció la oración de
las Hermanas Benedictinas del Monasterio Mater Ecclesiae.
"Que
la alegría de este momento permanezca y crezca en nosotros: en nuestra vida
personas y familiar, en cada ambiente, especialmente en la vida de esta familia
que aquí en el Vaticano sirve a la Iglesia universal", fue el deseo del
pontífice.
León
XIV finalizó impartiendo la Bendición Apostólica.
Fuente: ACI Prensa.