Es la primera ordenación presbiteral que preside el Santo Padre desde su elección
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El
Papa pide a los sacerdotes una vida creíble.
David
Mora, periodista
Desde
este sábado 31 de mayo, Fiesta de la Visitación de la Virgen María, la Iglesia
Católica cuenta con 11 nuevos sacerdotes, quienes fueron ordenados por el Papa
León XIV en la Basílica de San Pedro. Esta fue la primera ordenación
presbiteral que el Santo Padre preside en su pontificado.
El
Papa estuvo acompañado en la concelebración por el vicario general para la
Diócesis de Roma, el Cardenal Baldassare Reina, los obispos auxiliares de Roma,
los superiores de los seminarios en donde estudiaron los neopresbíteros y sus
párrocos.
Durante
su homilía, el obispo de Roma les recalcó a los ordenandos que la identidad del
sacerdote se basa en estar unido a Cristo, no en sus cualidades personales; pues
no se trata de ser perfectos, sino ser transparentes y creíbles con la vida que
llevan. Les pidió ser "custodios" de la misión que Jesús les encomendó, no "dueños" ya que "él ha resucitado, por tanto está vivo y nos precede" y "ninguno de
nosotros está llamado a sustituirlo".
"Permanecemos
dentro del pueblo de Dios para poder estar delante de él con un testimonio
creíble. Juntos reconstruiremos la credibilidad de una Iglesia herida, enviada
a una humanidad herida, dentro de una creación herida...Queridos ordenandos, ¡concíbanse
a ustedes mismos al modo de Jesús! Ser de Dios - siervos de Dios, pueblo de
Dios - nos liga a la tierra: no a un mundo ideal, sino al real", manifestó León
XIV.
El
Santo Padre recordó a su predecesor, el Papa Francisco, advirtiéndoles a los
ordenandos que deben luchar contra la tentación de la "autorreferencialidad",
pues esta "apaga el fuego de la misión", ya que están llamados a consagrarse "a
personas de carne y hueso" que Dios pone en su camino, deben evitar aislarse para
no "convertir el don recibido en una especie de privilegio".
A
partir de la frase de San Pablo a los efesios: "Ustedes saben cómo me he
comportado con ustedes durante todo este tiempo", León XIV manifestó que el
sacerdote debe tener un comportamiento confiable con una vida conocida y un buen
testimonio. También explicó que el gesto de imponer las manos no solo comunica
el Espíritu Santo, sino que une al presbítero con el pueblo que se le pide servir.
"Somos
de Dios: no hay riqueza mayor que esta para valorar y compartir. Es la única
riqueza que, al compartirse, se multiplica. Queremos llevarla juntos al mundo que
Dios ha amado tanto que entregó a su Hijo único", expresó el Romano Pontífice.
León
XIV finalizó su predicación confiando a los nuevos sacerdotes a la intercesión
de la Virgen María.
El
rito de la ordenación presbiteral consta de la Elección de los Candidatos; las Promesas
de pobreza, castidad y obediencia de los Elegidos, la Súplica Litánica, la
Imposición de Manos, la Oración Consecratoria, la Unción de las Manos y la
Entrega de las Ofrendas.
Fuente: ACI Prensa.