Cardenales electores entrarán a votar por el nuevo Sucesor de San Pedro
· ¿Cuáles son las reglas para elegir al Sumo Pontífice?
David
Mora, periodista
Con
el fallecimiento del Papa Francisco el pasado 21 de abril, la sede de San Pedro
ha quedado vacante, por ello los cardenales electores deberán elegir a un nuevo
Obispo de Roma y Vicario de Cristo en el proceso del cónclave. Este iniciará el
miércoles 7 de mayo, así lo decidió el Colegio Cardenalicio durante la quinta
Congregación General.
Aunque
el colegio cardenalicio está compuesto por 253 purpurados, solo los menores de
80 años tienen el derecho a votar y a ser elegidos. Los electores son 135 en
total, pero solo participarán 134 debido a que el arzobispo emérito de
Valencia, España, el Cardenal Antonio Cañizares, confirmó que no asistirá por
motivos de salud.
El
cónclave debe iniciar al menos 15 días después del fallecimiento del Santo
Padre, plazo que los cardenales pueden alargar hasta máximo los 20 días.
Durante el pontificado de Benedicto XVI se estableció que; si consta la
presencia de todos los cardenales electores, el cónclave podría empezar antes.
En este caso, inicia el día 17 de la Sede Vacante.
El
7 de mayo los cardenales electores participarán de la Santa Misa Votiva "Pro
eligendo Sumo Pontífice", esta será presidida por el decano del Colegio
Cardenalicio, Geovanni Battista Re; luego por la tarde caminan en procesión
desde la Capilla Paulina hasta la Capilla Sixtina del Palacio Apostólico,
cantando las Letanías de los Santos. Durante el proceso, los cardenales tienen
como residencia la Casa Santa Marta, aunque siempre votan en la Sixtina.
Los purpurados ingresan en procesión según su orden en el que fueron creados: Primero los cardenales diáconos, luego los cardenales presbíteros y por último los cardenales obispos. Una vez adentro y cada uno en su lugar, cantan el himno "Veni Creator Spiritus".
El
cónclave tiene la característica de que siempre debe asegurar el sigilo de lo
que ocurra adentro, si alguno de los cardenales o las demás personas que por
sus funciones deben estar en la elección, (médicos, enfermeros, servicios de
comedor y limpieza) revelaran algo, quedarán excomulgados automáticamente, pena
que sólo puede ser levantada por la Santa Sede. Los purpurados tienen prohibido
el contacto con el exterior, no pueden acceder a los medios de comunicación por
medio de periódicos, radio ni televisión, tampoco pueden tener celulares.
Una vez que han ingresado en la Capilla Sixtina y después de que todos los electores juren votar por aquel que consideran ante Dios que debe ser elegido, el maestro de Celebraciones Litúrgicas del Santo Padre, Monseñor Diego Ravelli, dirá: "Extra Omnes", indicación que significa que todos los que son ajenos al cónclave deben abandonar la sala, donde las puertas siempre permanecerán cerradas y se colocará un guardia suizo en cada una. A partir de este momento, el Cardenal Re debe dejar la Capilla Sixtina, ya que tiene 91 años y no tiene derecho al voto; el cónclave seguirá bajo la presidencia del Cardenal Pietro Parolin, quien fue el secretario de Estado en el pontificado de Francisco, ya que este es el cardenal obispo más antiguo en el orden de creación.
El
primer día, durante la tarde, los cardenales solo votarán una vez; a partir del
segundo día, se realizarán dos votaciones: Dos en la mañana y dos en la tarde.
La primera etapa está conformada por el preescrutinio, en la que se le entrega
a cada votante la papeleta de elección, este escribe el nombre de su elegido,
dobla la hoja y la lleva en alto hasta el altar, donde la deposita y dice: "Pongo por testigo a Cristo el Señor, quien me juzgará, de que doy mi voto a
quien, en presencia de Dios, creo que debe ser elegido".
La
siguiente etapa es el escrutinio, donde nueve cardenales electores cuentan los
votos, que deben dar 134 (135 si el Cardenal Cañizares decide asistir), leen cada voto en voz alta, apuntan los nombres y cada papeleta va
siendo cosida con hilo y aguja para evitar que vuelvan a ser contadas y causen
un fraude.
Para
que el Sumo Pontífice sea elegido, un cardenal deberá alcanzar dos tercios de
los votos, en este caso ocupan 89 de 134 (90 de 135 si Cañizares se presenta). Si estos no se alcanzan, entonces los votos son quemados en la
estufa de humo negro, que le indicará al mundo que aún no hay Papa, y se deberá
repetir el proceso. Si se llega a 34 escrutinios sin un resultado positivo, se
pasará a elegir al Santo Padre de forma extraordinaria; esto es reduciendo las
opciones a los dos cardenales que tuvieron más votos en el escrutinio anterior,
estos ya no podrán votar y de igual forma van a requerir dos tercios.
Una
vez se obtiene el resultado positivo, el Cardenal Parolin se acercará al
ganador y le preguntará si acepta ser el nuevo sucesor de San Pedro. (Si el
elegido es Parolin, la pregunta se la haría el Cardenal Fernando Filoni, por ser el siguiente cardenal obispo más antiguo) si este acepta, inmediatamente se convierte en Papa, luego se le preguntará por el nombre con el que desea ser
llamado como pontífice. El maestro de Celebraciones Litúrgicas actuará como
notario y extenderá el acta de la aceptación y el nombre elegido por el Santo
Padre.
Ahora los votos serán quemados en la estufa de humo blanco, que al salir estará acompañada del repique de campanas de la Basílica de San Pedro para anunciar que la Iglesia Católica tiene un nuevo pontífice. El Papa irá a la sacristía de la Capilla Sixtina y se revestirá con los ornamentos propios, luego saldrá y será saludado por los cardenales, se leerá el evangelio donde se Jesús le da las llaves a Pedro y luego se orará por él.
El Cardenal Protodiácono, Dominique
Mamberti, será el encargado de dar el anuncio oficial del elegido y su nombre con la tradicional
frase: "¡Habemus Papam!", luego se coloca el tapiz papal en el balcón de la Basílica de San Pedro, el nuevo líder de la Iglesia Católica sale al público detrás de la cruz procesional, escucha el Himno Pontificio y el de Italia, luego dará unas palabras
e impartirá la bendición "Urbi et Orbi".
Si
el Cardenal Mamberti fuera elegido Papa, el encargado de anunciarlo sería el
siguiente cardenal diácono más antiguo, Mario Zenari, quien se convertiría en
el nuevo Protodiacono.