¿Cuáles fueron las causas de su muerte?
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Jesús
pudo sufrir preinfartos durante su Pasión.
David
Mora, periodista
Cada
Viernes Santo, la Iglesia Católica vive el primer día del Triduo Pascual
celebrando a Jesucristo como el Rey de los Mártires en su Pasión y Muerte por
crucifixión, un evento histórico primordial en la vida cristiana, necesario
para vivir la alegría de la Resurrección. ¿Pero se ha preguntado usted qué
podría decir el parte médico de Jesús de Nazaret?
Ciertamente
no se cuenta físicamente con el paciente para examinarlo, pero los datos que
los evangelios revelan sobre las últimas horas de Jesús sirven para analizar
qué diría un reporte médico. Radio Fides conversó con el médico cardiólogo,
Juan Pablo Solís Barquero, para conocer los detalles sobre este tema.
Se
debe tomar en cuenta que se trata de un paciente adulto joven, de 33 años, con
una buena alimentación y condición física. Los textos bíblicos indican que
Jesús tenía el hábito de madrugar para hacer oración; por lo que se supone que
sus últimas horas de sueño las tuvo entre la noche del miércoles y la madrugada
del jueves, lo que significa que el viernes vivió su Pasión trasnochado,
también se debe tomar en cuenta que la última vez que ingirió alimentos fue al
atardecer del jueves durante la Última Cena.
Momentos
previos a su arresto, Jesús estuvo orando en el Monte de los Olivos, donde sudó
sangre; el Dr. Solís explicó que este evento es poco común, pero es posible en
dos escenarios: En personas con trastornos en las plaquetas o en su
coagulación, también con algunos tipos de leucemia y en personas que están en
un nivel de estrés y ansiedad muy alto (probablemente lo sucedido con
Jesucristo), donde los vasos capilares se rompen y la sangre sale a través de
los poros.
Indirectamente,
algunos eventos emocionalmente dolorosos para Jesús; como la traición de Judas,
el abandono de sus apóstoles, la negación de Pedro y las distintas injurias,
pudieron provocarle una cardiopatía de Takotsubo, conocida como el "síndrome
del corazón roto", que puede suceder en situaciones fuertes para la persona,
descargando adrenalina, epinefrina, norepinefrina y cortisol, lo que hace que
el corazón pueda sufrir un paro cardiaco, arritmias o un infarto.
Los
distintos recorridos que Cristo fue forzado a caminar, los golpes a los que fue
sometido, el llevar una corona de espinas, pero sobre todo la flagelación,
hicieron que perdiera grandes cantidades de sangre, tejido muscular,
electrolitos (minerales en la sangre que llevan una carga eléctrica), que estuviera
deshidratado, con sus niveles de azúcar bajos y con un posible shock hipovolémico.
Cabe rescatar que, contrario a lo que comúnmente se cree, Jesús no recibió 39
azotes en su espalda; ya que esta era la forma de tortura judía, Jesús fue
flagelado al modo romano, en el que dos verdugos lo flagelaban sin un límite de
golpes y lo podían hacer en cualquier parte del cuerpo.
"Existe
un concepto llamado infartos secundarios o cardiopatías secundarias, hay
también una clasificación de infartos que se llaman "Tipo 2", porque no es
porque necesariamente la persona padezca de algo; sino que puede ser secundario
al estrés, adrenalina en exceso, anemia, pérdida de sangre, deshidratación,
todo eso pudo hacer que probablemente sufriera algún preinfarto", explicó el
cardiólogo.
A
la hora de cargar la cruz, existen dos posibilidades de cómo pudo ocurrir:
Llevar la cruz completa sobre un hombro, o cargar sobre ambos hombros, con los
brazos abiertos y amarrados el palo horizontal, estando el vertical ya en el
lugar de la crucifixión. De una u otra forma, Jesús estaba en un punto de
debilidad muy evidente, por lo que los soldados obligaron a Simón de Cirene a
ayudarle con la carga del patíbulo, para luego ser clavado en él, lo que pudo
provocarle una fiebre.
"Las
extremidades son muy sensibles, ahí probablemente hay un tema muy importante de
dolor, son irrigadas, se tocan muchos nervios, al clavarlo probablemente hayan
sido sitios de sangrado. Es una fuente de entrada de bacterias o de una
gangrena, aunque para eso se necesitaban más horas ahí", comentó el médico,
quien también destacó que Jesús pasó sus últimas 24 horas sin orinar ni
defecar, lo que pudo generarle una insuficiencia renal aguda.
Al
tener las manos extendidas sin poder moverlas y las piernas flexionadas, las
tres horas en que Jesús estuvo crucificado tuvo que pasarlas invadidas por la
asfixia, lo que mezclado con un shock hipovolémico le provocó la muerte.
El
evangelio de San Juan relata que, en vez de quebrarle las piernas, para
comprobar la muerte de Jesús un soldado le atravesó el costado con su lanza,
expulsando sangre y agua de su corazón. El Dr. Solís explicó que la salida de
sangre es natural porque es imposible que Cristo quedara sin sangre, para
extraerla toda tendrían que escurrirlo o meterlo en una cámara y deshidratarlo;
pero la expulsión de agua no tiene una explicación médica, ya que solo podría
darse con una perforación en los intestinos, y aun así, las condiciones de
Jesucristo hacían poco probable que esto pasara porque no había ingerido
líquidos durante todo el día.
Aun
sin explicación médica, este evento teológicamente muestra el nacimiento de la
Iglesia desde el corazón de Cristo, similar al nacimiento de Eva del costado de
Adán.