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Arzobispo

Noticia de esperanza

Mons. José Rafael Quirós Quirós, arzobispo metropolitano de San José

Con inmensa alegría para los costarricenses, se ha anunciado la construcción de un nuevo hospital geriátrico, un proyecto que no solo representa una inversión en infraestructura, sino también un compromiso con la dignidad y el cuidado de nuestros adultos mayores. La noticia de que este centro estará en funcionamiento para el 2032 es motivo de esperanza, porque significa garantizar la atención especializada a quienes han dedicado su vida al servicio de sus familias y de la comunidad.

La Iglesia ha sido una voz constante en la defensa y promoción de nuestros adultos mayores, advirtiendo contra una cultura que margina a los mayores, descartándolos cuando ya no son considerados "útiles". Según el Santo Padre, esta mentalidad deshumanizante priva a la sociedad de su historia y sus raíces: "El diálogo entre los niños y los abuelos es fundamental para evitar el crecimiento de una generación sin pasado, es decir, sin raíces".[...] Esta afirmación coincide profundamente con la realidad de nuestro tiempo, donde la prisa anula la escucha y la productividad parecen definir el valor de las personas.

¿Por qué es tan importante un nuevo hospital geriátrico?

El envejecimiento de la población es un desafío que no podemos ignorar. En Costa Rica, como en muchos otros países, el número de adultos mayores está aumentando, y con ello, las enfermedades crónicas asociadas a la edad. Un hospital geriátrico no es simplemente un centro de atención médica, sino un espacio diseñado específicamente para abordar las necesidades complejas de esta población.

Cada vez es más común escuchar los enormes riesgos que corre la población mayor si no se presta atención integral de enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson.      

Igualmente, la pérdida de movilidad y la fragilidad ósea son problemas comunes en la vejez. Espacios de fisioterapia y rehabilitación ayudarán a los pacientes a mantener su independencia y calidad de vida. Para quienes enfrentan enfermedades terminales o condiciones que afectan gravemente su bienestar, este centro podrá ofrecer atención compasiva y especializada, asegurando que el paciente viva con dignidad hasta el final de su vida.

No ignoramos que la depresión y la ansiedad son, también, problemas frecuentes en la vejez, muchas veces ligados a la soledad. De allí, la necesidad de brindar apoyo psicológico, actividades recreativas y terapias especializadas para mejorar el bienestar emocional de los adultos mayores.

 No se trata solo de atender a los pacientes, sino de capacitar a sus cuidadores, ofrecer educación sobre el envejecimiento saludable y promover una cultura de respeto y cuidado hacia los mayores.

Sin duda, esta valiosa labor la lleva a cabo el Hospital Raúl Blanco Cervantes; no obstante, al ampliar su cobertura y servicios, se puede garantizar una mejor calidad de vida para nuestros adultos mayores.

Ahora bien, un hospital geriátrico es mucho más que una infraestructura médica. Es una declaración de principios, un recordatorio de que cada etapa de la vida merece ser vivida con dignidad. Que esta noticia nos impulse a seguir construyendo una sociedad donde nadie sea descartado, donde los ancianos ocupen el lugar de respeto y amor que merecen. Porque un pueblo que cuida de sus mayores es un pueblo que honra su pasado y asegura su futuro.

Elevamos nuestra oración al Señor de la vida y de la historia, pidiendo por nuestros ancianos, quienes son los testigos de la memoria, los guardianes de la sabiduría y los pilares de nuestras familias y comunidades. Que Él bendiga este proyecto, para que se convierta en un lugar de cuidado, consuelo y esperanza.