La apertura, en el Archivo Apostólico Vaticano, de la documentación del papado de Pío XII (1939-1958), este 2 de marzo, es un gran acontecimiento para los estudiosos de la historia, particularmente de la Segunda Guerra Mundial (1939- 1945).
Como complemento al análisis de Thelmo Vargas (27/2/2020), cabe señalar que el conocimiento de la documentación no es del todo nuevo. Alrededor de Pacelli se ha creado toda una ?leyenda oscura? que lo acusa de haber ignorado el Holocausto y haber sido hasta cómplice del régimen nazi. La idea ha calado profundamente en algunos ambientes.
Los datos ya publicados demuestran que Pío XII ordenó a los conventos e iglesias ocultar a los judíos de Roma y promovió por toda Italia y el este europeo ?Polonia, Eslovaquia, Hungría, Rumania, Croacia? redes clandestinas que lograron salvar a muchos miles.
Tras la muerte del papa, en 1958, la entonces ministra de Asuntos Exteriores de Israel Golda Meir agradeció con cálidas palabras lo que había hecho en una época de sombra para el pueblo de fe judía. El entonces gran rabino de Jerusalén Yitzhak HaLevi Herzog lo elogió por su actuación. Estos son solo dos testimonios de personas de alto rango y bien informadas. Muchas personalidades de fe judía han asegurado que Pío XII ayudó a miles a salvar sus vidas.
El gran rabino de Roma durante la Segunda Guerra Mundial Israel Zolli, luego de la liberación de Roma en 1945, abrazó el catolicismo y, por reconocimiento al papa, adoptó su nombre de bautismo, Eugenio. Escribió su testimonio Antes del alba, publicado en inglés en 1954. Murió el 2 de marzo de 1956, en el 80.° cumpleaños y 17.° aniversario del papa, ¿la Providencia?
No fue hasta cinco años después de la muerte de Pío XII que la obra de teatro El vicario, del alemán Rolf Hochhuth, desencadenó un singular debate por sus graves acusaciones, sin fundamento histórico, contra el papa. El elevado y general prestigio hasta entonces predominante pasó al extremo contrario.
El debate aportó una gran contribución, pues la Santa Sede, por solicitud expresa de Pablo VI, entre 1964 y 1965, y luego conjrmado por Juan Pablo II, encomendó a un grupo de historiadores jesuitas, coordinados por el P. Pierre Blet S.I., la publicación de documentos relacionados con el tema.
Entre 1965 y 1981, se publicaron doce volúmenes completos al respecto: Actos y documentos de la Santa Sede relativos a la Segunda Guerra Mundial. Y el P. Blet publicó en 1999 su resumen Pío XII y la Segunda Guerra Mundial en los Archivos Vaticanos. Desde entonces, la investigación se mueve sobre suelo jrme, pues la documentación abierta es más que abundante.
Defensa. En el 2004, el P. Giovanni Sale S.I. demostró en su tesis doctoral ?Hitler, la Santa Sede y los judíos? que toda la trama iniciada por la obra de Hochhuth fue un montaje del servicio secreto soviético, la KGB, para dañar la imagen del papa y de la Iglesia.
En la alocución navideña de Pío XII en 1942, que proclamaba un catálogo de derechos fundamentales inalienables de toda persona, aludía de manera explícita a ?los centenares de miles de seres humanos que, sin culpa alguna, a veces a causa de su nacionalidad o raza son entregados a la muerte o a la extinción progresiva?. El 2 de junio de 1943 repitió su condena.
El debate se da entre los que habrían preferido una declaración más clara y los que están de acuerdo con la actitud de Pío XII. El papa sabía que palabras más fuertes habrían generado una venganza brutal y empeorado la situación. Decidió, por consiguiente, no actuar con palabras, sino ayudar en la práctica a cuantos más pudo.
Así, pues, el pontíjce habló, solo que no era la palabra su recurso principal en su lucha contra la política antisemita de Hitler. No se podía hacer frente a la aniquilación de los judíos mediante un llamamiento público porque de esa acción solo cabía esperar ?dentro de la lógica del sistema de dominio nacionalsocialista? un endurecimiento drástico de la violencia contra los judíos. Así, actuó y, de esta manera realista, salvó miles de vidas judías.
De allí que, en vista de los infundados ataques de que ha sido objeto Pío XII, cabe la contrapartida histórica de sus múltiples esfuerzos por hacer todo cuanto estuvo a su alcance y el uso de todos los medios que poseía.
El papa Francisco, al declarar la apertura de los documentos, dijo que ?la Iglesia no le teme a la historia, sino que la ama? y conjó ?a los investigadores" ese "patrimonio documental?. La investigación está abierta.
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El autor es presbítero e historiador.