Inteligencia Artificial puede afectar áreas de la vida humana.
David Mora, periodista
En las últimas semanas se viralizó una imagen hecha con Inteligencia Artificial donde aparece el Papa Francisco en los Jardines Vaticanos, abrazado por sus últimos cinco predecesores: Benedicto XVI, San Juan Pablo II, el Beato Juan Pablo I, San Pablo VI y San Juan XXIII. Esto se vio con simpatía, pero en el Vaticano son conscientes que existen riesgos con esta herramienta tecnológica, por lo que hay un pronunciamiento oficial del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y el Dicasterio para la Cultura y la Educación.
Ya el 1 de enero de 2025 entró en vigor el decreto "Directrices sobre Inteligencia Artificial", donde se prohíbe usarla para crear desigualdades sociales, violentar la dignidad humana o atenten contra la misión del Papa y la Iglesia Católica. Ahora el pasado martes 28 de enero se publicó el documento "Antoqua et Nova", donde se pide a quienes trabajan en el desarrollo científico y tecnológico a enfocar su servicio en la persona y el bien común.
En el texto, escrito por los cardenales Víctor Fernández y José Tolentino, se resalta que la inteligencia humana es un don de Dios, que fue creado a imagen y semejanza suya; mientras que la Inteligencia Artificial funciona reconocimiento de patrones, algoritmos, lógica computacional y está limitada a ciertas funciones, pero existe el objetivo de los desarrolladores para que se iguale "al alcance de la mente humana", incluso superándola.
El pronunciamiento pide que se evite el uso "funcionalista" de la Inteligencia Artificial, además de que no se permita que los sistemas funciones sin la supervisión humana. "Esta sabiduría puede iluminar y guiar un uso de dicha tecnología centrado en el ser humano, que como tal puede ayudar a promover el bien común, a cuidar de la "casa común", a avanzar en la búsqueda de la verdad, apoyar el desarrollo humano integral, favorecer la solidaridad y la fraternidad humana, para luego conducir a la humanidad a su fin último: la comunión feliz y plena con Dios", indica el documento.
También hacen referencias a diferentes áreas de la vida humana y cómo esta herramienta puede implicar riesgos; con respecto a las relaciones humanas se puede provocar un "aislamiento perjudicial", incluso pudiendo provocarse "una grave violación ética" para utilizarse con fines fraudulentos en áreas como el trabajo, la economía, la educación, la sexualidad, la difusión de noticias falsas, entre otros.
Con respecto a la economía y el trabajo se tiene en cuenta que la Inteligencia Artificial puede aumentar la productividad, pero puede "desespecializar a los trabajadores, someterlos a una vigilancia automatizada y relegarlos a funciones rígidas y repetitivas", mientras que el área de la salud puede mejorar el ámbito médico, pero puede aumentar la soledad de un paciente en el acompañamiento de su enfermedad.
En el tema de la educación, el riesgo que se expone es que hay falta de pensamiento crítico al momento en que los estudiantes pueden encontrar respuestas para sus tareas con mucha facilidad, corriendo el riesgo de que en la búsqueda de esa información se encuentren con información falsa y con datos que pueden tocar "la propia conciencia", peligrando que todo se convierta en "una especie de espectáculo que puede ser espiado".
Con respecto a términos de relación, con el planeta se considera "prometedora", porque los modelos de Inteligencia Artificial requieren "grandes cantidades de energía y agua y contribuyen significativamente a las emisiones de CO2", y también advirtieron que los seres humanos pueden convertirse en "esclavos de su propia creación".
Fuentes: Vatican News y ACI Prensa.