Ángelus
El Pontífice recordó la génesis de la Jornada Mundial de la Paz, con San Pablo VI. Este año se inserta de lleno en el inicio del Año Santo y, precisamente por el Jubileo, se caracteriza por el tema peculiar de la condonación de la deuda. A la observación del Papa se añadió el llamamiento:
El primero que perdona las deudas es Dios, como le pedimos siempre rezando el «Padre nuestro», refiriéndonos a nuestros pecados y comprometiéndonos a perdonar a su vez a quienes nos han ofendido. Y el Jubileo nos pide que traduzcamos esta condonación a nivel social, para que ninguna persona, ninguna familia, ningún pueblo sea aplastado por las deudas. Por eso, animo a los gobernantes de los países de tradición cristiana a dar el buen ejemplo condonando o reduciendo en la medida de lo posible las deudas de los países más pobres.
El Papa mencionó también el programa de televisión de la RAI «A su imagen», diciendo que ha visto películas y fotografías de la destrucción que causa la guerra. Es una aportación más que le lleva a subrayar lo que ahora repite en casi cada cita pública, acompañado de esa admonición «¡Luchen por la paz!» dirigida a algunos grupos a los que saluda para la ocasión:
Hermanos, hermanas, la guerra destruye. ¡Siempre destruye! La guerra es siempre una derrota. Siempre. Expreso mi más sincero agradecimiento a todos.