Monseñor Víctor Hugo Matarrita al frente de la Diócesis de Kaga-Bandoro
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Nuevo
obispo debe enfrentar desafíos en el continente africano
David
Mora, periodista
La
mañana de este domingo 17 de noviembre, la Catedral de Santa Teresita,
perteneciente a la Diócesis de Kaga-Bandoro, en la República Centroafricana, se
llenó de fiesta al ordenar a su nuevo obispo: Se trata del sacerdote costarricense,
Monseñor Víctor Hugo Matarrita, oriundo de Mansión de Nicoya, Guanacaste.
En
medio de danzas litúrgicas, propias de la cultura africana, el misionero comboniano,
recibió la plenitud del orden sacerdotal y las insignias episcopales por la
imposición de manos del arzobispo de Bangui, el Cardenal Dieudonné Nzapalainga.
Monseñor
Castillo nació el 19 de marzo de 1963, tiene 61 años, realizó sus estudios de
Filosofía y Teología en Francia, allí hizo sus votos perpetuos como misionero
comboniano el 27 de setiembre de 1991 y fue ordenado presbítero en Costa Rica
el 8 de agosto de 1992.
El
nuevo obispo pertenece a la Orden de Misioneros Combonianos del Corazón de
Jesús, una congregación religiosa que tiene como objetivo evangelizar las
regiones donde hay poca presencia de cristianos, por lo que están centrados en
África, aunque también realizan labores en América Latina y Europa. Esto ha
marcado la vida sacerdotal del obispo costarricense, pues se desempeñó por cinco
en Centroáfrica, de 1993 a 1998, también fue formador y superior local del
Postulado de los Misioneros Combonianos en Bagui desde 1998 y hasta el 2001, luego
fue delegado provincial y presidente de la Conferencia de Superiores Mayores en
África Central a partir del 2002 hasta 2007, regresó a Costa Rica y trabajó
como formador de postulantes en San José y también, de 2008 a 2009, fue
consejero de la Delegación Centroamericana.
El
clérigo fue de 2013 a 2020 superior provincial para Centroamérica, luego estuvo
dos años en Roma formando a sacerdotes combonianos, y volvió a ser superior provincial,
pero esta vez para Centroáfrica, desde el 1 de enero y hasta antes de su
nombramiento como obispo.
"Tenemos
como desafío la formación de nuestros catequistas, agentes de pastoral, porque
no todos saben leer ni escribir, ellos hablan su lengua local, todos hablan el
zango, yo también lo hablo, el francés es muy limitado, entonces aquí para ser
misionero hay que aprender francés y la lengua nacional, y a veces transmitir
la pureza del evangelio para nosotros los misioneros puede ser complicado. Los
desafíos son enormes, recibo una diócesis que prácticamente está en quiebra,
tiene deudas considerables, está desafío de la unidad del clero local, es un
clero joven y apasionado por la misión, es casi 100% africano, yo prácticamente
soy el único misionero que viene de afuera del continente", manifestó después
de su nombramiento el nuevo obispo en un mensaje a la Obras Misionales
Pontificias (OMP).
La
Diócesis de Kaga-Bandoro tiene una extensión de 95 mil kilómetros cuadrados (alrededor
del doble del territorio de Costa Rica), es completamente rural, sus fieles
católicos participan del rito latino, actualmente tiene sólo 11 parroquias, 40
sacerdotes y un aproximado de 114 300 personas bautizadas. Es una zona
afectada por la guerra, por lo que muchas personas emigran hacia la capital.