Mons. José Rafael Quirós Quirós, arzobispo metropolitano de San José
En el mundo contemporáneo, la necesidad de llevar el mensaje de Cristo a nuevos espacios se hace más urgente que nunca. Los ambientes laborales, las instituciones educativas y otros contextos modernos presentan desafíos únicos para la evangelización, a menudo marcados por la secularización y la indiferencia hacia la fe. En este contexto, la misión es clara: los cristianos estamos llamados a ser misioneros en estos espacios, para transformar la cultura a través de nuestro testimonio y palabra.
El mundo de hoy clama por la presencia de Cristo, una necesidad que se manifiesta no solo en la crisis moral y social, sino también en la pérdida de esperanza y dignidad, que enfrentan muchas personas en su vida cotidiana. Como señala el Papa Francisco: "Algunas patologías van en aumento. El miedo y la desesperación se apoderan del corazón de numerosas personas, incluso en los llamados países ricos. La alegría de vivir frecuentemente se apaga, la falta de respeto y la violencia crecen, y la inequidad se vuelve cada vez más evidente. Hay que luchar para vivir, y a menudo, para vivir con dignidad".
En muchos lugares, las instituciones que antes
eran profundamente influenciadas por principios cristianos ahora operan en un
marco de neutralidad religiosa o incluso de escepticismo. Los centros
educativos y lugares de trabajo se han convertido en campos donde la religión a
menudo se ve con recelo o indiferencia. Este entorno puede presentar desafíos
significativos para la misión cristiana, pero también ofrece oportunidades para
un testimonio efectivo y relevante, por parte de los cristianos allí presentes.
En el lugar de trabajo, los cristianos a
menudo enfrentan un ambiente donde la fe no se discute abiertamente y donde se
valoran otras prioridades como el éxito y la competencia. Sin embargo, es
precisamente en estos contextos donde la vida cristiana auténtica debe
manifestarse. La integridad, la ética y la actitud de servicio son formas en
las que los cristianos pueden reflejar los principios del Reino de Dios.
Es urgente por tanto, vivir una vida cristiana
auténtica en todo lugar. La coherencia entre lo que se predica y lo que se
practica es esencial para ganar el respeto y la atención de los demás. Los
valores cristianos deben ser evidentes en la forma en que tratamos a los demás,
en nuestra ética laboral y en nuestras interacciones cotidianas. Esto no solo
sirve como un testimonio poderoso, sino que también abre puertas para
conversaciones sobre la fe.
Un cristiano que testimonia su fe experimenta una profunda felicidad que nace de la autenticidad de su vida en Cristo. Ser testigo de Cristo implica vivir de acuerdo con sus enseñanzas, reflejando su amor y su verdad en cada acción y palabra. La verdadera felicidad de un cristiano testigo surge del sentido de propósito y plenitud que encuentra al vivir su fe de manera activa y comprometida: "Más que como expertos en diagnósticos apocalípticos u oscuros jueces que se ufanan en detectar todo peligro o desviación, es bueno que puedan vernos como alegres mensajeros de propuestas superadoras, custodios del bien y la belleza que resplandecen en una vida fiel al Evangelio".
La
tecnología y los medios de comunicación modernos ofrecen nuevas oportunidades
para la evangelización. A través de plataformas digitales, como redes sociales,
blogs y podcasts, los cristianos pueden compartir mensajes de esperanza,
testimonio y enseñanza bíblica de manera amplia y accesible. Estos recursos
permiten conectar con audiencias no cercanas al caminar eclesial.
Enfrentar
la indiferencia o el rechazo hacia la fe puede ser desalentador, pero la
perseverancia y la oración, son esenciales para enfrentar estos desafíos y
confiar en que Dios está actuando misteriosamente, en las vidas de aquellos a
quienes se les ofrece el mensaje del Evangelio.
En este mes de las misiones, les invito a reflexionar sobre cómo podemos ser misioneros efectivos en los nuevos espacios. La misión no se limita a los contextos tradicionales, sino que se extiende a todos los lugares y formas de vida. Enfrentando los desafíos con fe y determinación, seremos agentes de cambio y portadores del Mensaje de esperanza y redención que Cristo ofrece a toda la humanidad.