Pbro. Fernando Alberto Vílchez Campos
Hoy 23 de setiembre se cumplen 200 años de la declaratoria de Nuestra Señora de los Ángeles como Patrona de Costa Rica.
Hay muchos documentos que testimonian la particular devoción hacia la imagen de la Virgen de los Ángeles desde el siglo XVII, primero en Cartago y luego en toda Costa Rica; cada vez con mayor ímpetu, la imagen fue objeto de devoción, promesas y tributos.
El obispo Bernardo Augusto Thiel menciona que "entre este año de 1635 y el año de 1638 sucedió el hallazgo de la imagencita de Nuestra Señora de los Ángeles. [...] Únicamente sabemos que en 1639 se estaba fabricando la primera ermita".
En 1648, el P. Baltazar de Grado, cura de Cartago al momento del hallazgo de la imagen y, para entonces, Vicario General de Costa Rica, nombra como mayordomo a Luis Rodríguez, para la "ermita dicha de nuestra señora de los Ángeles fundada en los ejidos de esta Ciudad de Cartago" y poco después el sacerdote hace la primera donación de que se tenga noticia para el culto de la imagen morena.
Estos dos documentos son el testimonio más antiguo de la autoridad eclesiástica local, sobre la ermita ya edificada en el lugar del hallazgo, apenas trece años después del acontecimiento.
En 1649 se concede licencia al mencionado mayordomo para recoger limosnas en todos los poblados de la Provincia de Costa Rica, para el mantenimiento del altar y de la ermita. Para estimular la piedad de las gentes, el mayordomo debía dar a conocer los orígenes de la imagen que se veneraba en la ermita y, con ello, la devoción a la imagen de la Virgen de los Ángeles comenzó a divulgarse por los demás pueblos fuera de Cartago.
Ya para 1652 se fundó la Cofradía de Nuestra Señora los Ángeles, la cual es aprobada al año siguiente por el Obispo Fray Alonso Briceño. En los textos de fundación se deja constancia que la celebración en honor de la Virgen tiene lugar el 2 de agosto de cada año, "fecha en que se halló esta santa imagen", se concluye. Apenas a dieciocho años del hallazgo, la autoridad episcopal está aprobando la devoción a la imagen de la Virgen de los Ángeles; habiendo sido informado de los pormenores en torno a ella.
Las informaciones son constantes sobre la invocación a la Virgen de los Ángeles en diferentes momentos de necesidad de la población de Cartago, ocasionados por terremotos, temblores o pestes, así como también con manifestaciones de devoción y culto por los sacerdotes, religiosos, autoridades civiles y pobladores de la entonces Provincia de Costa Rica.
Así se entiende que el obispo Domingo Antonio de Zataraín, en 1739 declarara día festivo de precepto el 2 de agosto de cada año. Que el obispo Pedro Agustín Morel de Santa Cruz, en 1751, hablara de la imagen como "muy milagrosa".
En 1782, el obispo don Esteban Lorenzo de Tristán ordenó que la imagen de la Virgen de los Ángeles se trasladara el 1º de agosto de cada año a la iglesia parroquial, en donde se celebraría la fiesta, prohibiendo que se celebraran comidas, cenas y bailes en las "piezas" de la cofradía; lo cual marca el origen de la tradición de la "pasada" de la imagen. Además, por petición del clero, de los franciscanos y del Ayuntamiento, previa votación pública, proclamó el Patronato de Nuestra Señora de los Ángeles sobre la ciudad de Cartago y, como consecuencia, ratifica la orden de que la imagen se traslade a la iglesia parroquial para su fiesta.
En otro contexto, el 13 de octubre de 1821, al momento en que se conocieron por el Ayuntamiento de Cartago los primeros documentos con las noticias de la Independencia, se acordó solicitar la celebración de una Misa a la Virgen de los Ángeles "a fin de que se digne interponer con su Hijo Santísimo nos favorezca con los auxilios de su santísima gracia".
En 1824, en medio proceso inicial de la configuración institucional del naciente Estado de Costa Rica, la Asamblea Constituyente de Costa Rica, se instala el 6 de setiembre de ese año en San José. El Presidente de esta Asamblea, el Lic. Agustín Gutiérrez Lizaurzábal, presentó la moción, que fue aprobada y así, mediante el decreto número IV, del 23 de setiembre de 1824, se aprobó que "la Virgen de los Ángeles, Madre de Dios y Señora nuestra es, y será en lo sucesivo, la Patrona del Estado de Costa Rica".
Hay que comprender que, para 1824, fruto de la larga herencia colonial, los elementos políticos y sociales no estaban desarraigados ni separados de los religiosos y, más concretamente, de los católicos, desde ahí se entiende que sea una Asamblea Constituyente civil la que haga la declaratoria que hoy llega a su bicentenario.
Esta declaración no es fruto de la casualidad ni de un momento aislado, sino que, es un punto de llegada de la constante invocación que a la Virgen se le hizo en diversas circunstancias de nuestra historia, habiendo experimentado siempre los costarricenses su especial protección y amparo.
La declaratoria del patronazgo hace 200 años viene a recoger lo que es la expresión más genuina de la fe del pueblo costarricense que ha sabido reconocer en la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles, la expresión de la presencia maternal de la Virgen María en medio nuestro. Ella ha sido signo de unidad, de fraternidad, de cohesión social, de reconciliación, de superación de barreras y castas sociales, ella ha permitido hermanar a la sociedad costarricense, siendo un agente esencial de nuestra configuración nacional y de nuestra identidad costarricense.
Que la
Virgen sea oficialmente la patrona del pueblo de Costa Rica es signo de que es
la Madre de todos los costarricenses, que descubrimos en ella la guía y el
modelo de fidelidad evangélica al plan redentor del amor de Dios, realizado en
la persona de Jesucristo, que nos hace hermanos y nos mueve a construir una
sociedad más justa, más fraterna, más inclusiva y solidaria.