Celebran 80 años de haber llegado al país y 50 años del fallecimiento de su fundadora
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Monseñor
Ulloa manifestó admiración por la Oblatas al Divino Amor
David
Mora, periodista
El
pasado domingo 25 de agosto, las Religiosas Oblatas del Divino Amor participaron
de una Santa Eucaristía solemne porque están de celebración doble: Festejan el
cumplir 80 años de haber sido acogida en Costa Rica y conmemoran el 50
aniversario del fallecimiento de su fundadora en Italia, la Venerable Madre
Margherita Diomira Crispi.
Las
religiosas llegaron al país en 1944, por intervención del entonces arzobispo
metropolitano de San José, Monseñor Víctor Manuel Sanabria; quien recibió a la
Hermana María Caterina Di Maggio, fundadora en Centroamérica, con la cual se
conformó la Provincia María Inmaculada en la que se encuentra Costa Rica,
Panamá, Venezuela, Colombia y Estados Unidos. Inicialmente se ubicaron en la
Casa Santa Margarita, en Barrio Amón, San José, pero también han llegado a
Alajuela y Pérez Zeledón.
Por
su parte, también celebraron "el aniversario de oro", pues el 18 de junio de
1974 partió al cielo la fundadora inicial de esta congregación en Italia, la
Madre Margherita, quien logró en 1923 comenzar la Congregación de las Oblatas
al Divino Amor, luego haber sido religiosa de las Hijas de la Cruz por 18 años
y "Pasionista de clausura" por tres años más. En 2022, el Papa Francisco la declaró
Venerable reconociendo que vivió las virtudes heroicas de la santidad, por lo
que su causa está abierta, actualmente se tienen muchos testimonios de personas
que desean quedar embarazadas y lograron esta gracia acogiéndose a su
intercesión.
La
Misa fue presidida por el obispo emérito de Cartago, Monseñor José Francisco
Ulloa, quien resaltó en su homilía que la capilla de las Oblatas ha sido el "pozo
de gracia más grande que ha inundado el corazón de San José", pues desde hace
80 años se ha tenido la adoración eucarística de forma permanente en este sitio,
además de recordar hechos del pasado que vivió con esta congregación.
"Tuve
el privilegio de conocer a las Hermanas Oblatas cuando era seminarista en el
Seminario Mayor en Paso Ancho, dirigido por los padres vicentinos, las hermanas
se encargaban de todo lo referente a la alimentación y al cuidado de las habitaciones.
Cuando la dirección del Seminario pasó a manos de los padres diocesanos, en
1967, las hermanas y los padres vicentinos se retiraron; sin embargo, se
continuó atendiendo la Capellanía en Barrio Amón", recordó el prelado, quien
agregó que cuando fue nombrado como formador llegó a acompañar a quien fuera el
capellán de la congregación, el Padre José Rafael Barquero (futuro obispo de
Alajuela), por lo que conoció a varias de las monjas y siempre les expresó su
admiración.
Al
finalizar la celebración se tuvo una serenata con música ranchera.