Misionero comboniano falleció el sábado 24 de agosto y fue despedido en la Catedral Metropolitana
· Monseñor Vittorino Girardi lo recordó como "un hombre libre de sí mismo".
David
Mora, periodista
Este
lunes 26 de agosto, la Catedral Metropolitana se vio abarrotada de fieles que
llegaron a despedir al Padre Giuseppe Moschetta, sacerdote misionero comboniano,
de origen italiano, que falleció a sus 88 años el pasado sábado 24 de agosto,
reconocido por su trabajo pastoral y predicaciones en Costa Rica y Nicaragua.
La
Santa Misa exequial fue presidida por el arzobispo metropolitano de San José,
Monseñor José Rafael Quirós, acompañado por el obispo auxiliar de la
Arquidiócesis de San José, Monseñor Daniel Blanco, el obispo de la Diócesis de
Limón y presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR), Monseñor
Javier Román, y el obispo emérito de la Diócesis de Tilarán-Liberia, Monseñor
Vittorino Girardi; quien fue el encargado de la predicación, además de la presencia
del clero arquidiocesano y religioso.
Durante
la homilía, Monseñor Girardi, quien también es italiano, recordó que tuvo una
gran amistad con el Padre Moschetta, donde descubrió que era "un hombre libre
de sí mismo".
"Une
más Dios que el parentesco de la sangre, cuando vine un poco derrotado de
México hace 32 años, el Padre Giuseppe Moschetta me acogió como mi superior y
mi confesor, luego fue a Nicaragua y lo perdí, nos ayudábamos más que como
hermanos...Giuseppe Moscheta era un hombre libre, sobre todo de sí mismo, él notó
que yo no gozaba de esa libertad y me puso un apodo, nunca me molestó, sabía
que brotaba de su buen corazón, me llamaba "fariseo". Cuando me hicieron obispo
me escribió una carta diciendo: "Vittorino, te prometo que ya no te llamaré "fariseo"",
y le dije: "Sí, pero seguirá pensándolo, lo sé, lo sé". Yo lo admiraba mucho",
manifestó el prelado.
El
Padre Giuseppe Moschetta nació el 2 de setiembre de 1935, el 1 de mayo de 1959
realizó los votos temporales y el 10 de junio de 1962 profesó los perpetuos. Un
dato curioso es que fue ordenado presbítero el 28 de junio de 1959 por manos
del entonces obispo de la Diócesis de Vittorio Veneto, Monseñor Albino Luciani
(futuro Papa Juan Pablo I en 1978), a quien el Papa Francisco, el día que lo
beatificó, le asignó el 26 de agosto como su fiesta litúrgica; por lo que coincidió
el funeral del Padre Moschetta con el día en que se recuerda al obispo que lo
ordenó.
Una
vez ordenado, en 1960 llegó a México a formar jóvenes seminaristas, donde
permaneció alrededor de 20 años y luego evangelizó en Centroamérica, residiendo
en Costa Rica, donde fue reconocido por predicar en numerosos retiros.
"Mi
vocación no tuvo nada extraordinario, no fue a raíz de algún acontecimiento,
sino que fue el desarrollo de una semilla puesta desde el principio, comienza
en el corazón de una joven mujer, mi mamá; que apenas se dio cuenta que estaba
embarazada de mí, yo soy el mayor, le dijo a Dios: "Si me das un hijo, tómalo,
te lo doy", y creo que Dios escuchó la voz de fe de esta mujer", comentó el
Padre Moschetta años atrás.
El
cuerpo del sacerdote fue enterrado en el Cementerio de Pavas, en San José, al finalizar
la celebración eucarística.