Didier Grandjean dejó su servicio al Papa para ir al seminario
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Paralelismos
entre la vida de un guardia suizo y un sacerdote
David
Mora, periodista
La
Guardia Suiza Pontificia es conocida por su misión de proteger al Papa, muchos
de los hombres que prestan su servicio, al salir, deciden ingresar a la
policía, a la guardia de fronteras o al ejército; sin embargo, hay excepciones
como Didier Grandjean, un hombre de 34 años que ha decidido dejar la Guardia Suiza
para ser sacerdote.
Este
joven estuvo de servicio entre 2011 y 2019, actualmente es seminarista de la
Diócesis de Friburgo (Suiza), de donde es originario, y durante el verano ha
vuelto al Vaticano como enviado para misiones como asistente en el periodo
estival con la Guardia Suiza a la que antes perteneció.
Grandjean
recuerda que el inicio de su historia con este servicio inició cuando en 2006
se encontró un folleto publicitario sobre el 500 aniversario de la Guardia
Suiza, incorporándose a sus 21 años en 2011, allí empezó a tener más contacto
con la fe al estar en los controles de las entradas de Santa Ana y del Palacio
del Santo Oficio, donde también tenía momentos de silencio que aprovechaba para
rezar.
"Durante
mi servicio en la Guardia Suiza, estuve a menudo en contacto con peregrinos, a
lo que me impresionó mucho, sobre todo su fe, a menudo muy profunda, que
mostraban de forma muy expresiva...La palabra "vocación" viene de "vocare", que significa "llamar" en latín. Es una llamada, algo que sientes dentro. Para mí, esta
llamada se desarrolló gradualmente. No fue una iluminación repentina. Creo que
varía de una persona a otra, pero para mí fue un proceso gradual en el que me di
cuenta de que Dios me llamaba a otra", comentó a Vatican News Didier Grandjean.
Al
decidirse por el discernimiento de la vocación sacerdotal, el joven suizo recuerda
que se lo contó a su familia, de quien siempre obtuvo el apoyo, recuerda que su
padre le dijo "ve, este es tu camino", antes de fallecer en 2018.
Ante
el panorama de una posible vocación sacerdotal en el futuro, Didier tiene claro
que hay puentes entre la vida de un guardia suizo y la de un sacerdote: La
conciencia de la importancia del servicio, al comprometerse primero con los
demás antes que consigo mismo, y la camaradería; pues allí se establece mucho
la amistad entre compañeros, algo que ve como una ventaja para enfrentar los
momentos de soledad que puede experimentar cuando sea sacerdote.
También
destaca la disciplina diaria de un servicio desinteresado, lo hace con un
paralelismo entre el uniforme y la sotana, también ve el sacerdocio como una
continuación de su servicio al obispo de Roma, ya no en su protección, sino
siendo obediente a lo que él disponga.
Fuente: Vatican News.