Mons. José Rafael Quirós Quirós, arzobispo metropolitano de San José
En
el día del padre, debemos honrar y celebrar a estos hombres que, con su
cuidado, protección y guía, nos han permitido experimentar, en parte, el
inmenso amor que Dios, nuestro Padre celestial, tiene por todos nosotros.
El
momento presente, exige incentivar una paternidad activa y comprometida para el
sano desarrollo, la crianza y educación de los hijos. A través de acciones,
comportamientos, valores y actitudes, los papás son los maestros que imparten
las lecciones más importantes que guiarán a sus hijos a lo largo de sus vidas,
dejando una huella profunda en sus corazones.
A
pesar de que algunas percepciones actuales tiendan a minimizar o incluso
ignorar el papel de los padres en la crianza y el desarrollo de los hijos, la
importancia de su presencia y compromiso es innegable. La ausencia de un padre
puede dejar enormes vacíos difíciles de llenar, mientras que su positiva influencia,
amor, apoyo y orientación son esenciales para el bienestar y desarrollo
integral de los hijos. De la misma forna que se elogia, y con toda razón, el amor
y sacrificio de las madres, es igualmente importante destacar y honrar el papel
fundamental que los papás juegan en la vida de sus hijos. Hay muchos padres
que, en silencio y con gran dedicación, se sacrifican por el bienestar de sus
familias, ofreciendo todo lo que tienen para asegurar un futuro mejor.
El
amor y la dedicación de un padre son esenciales para el crecimiento y la
formación de los hijos. Desde el hogar de Nazaret, se nos brinda una hermosa
enseñanza pues, en la vida de Jesús, San José desempeñó un papel fundamental
como padre. Aunque no era su padre biológico, José proporcionó amor,
protección, orientación y cuidado durante la infancia y juventud del Señor.
A propósito, el Papa Francisco recuerda a los padres de familia que sus hijos "tienen necesidad de ustedes, de su presencia, de su cercanía, de su amor. Sean para ellos como San José: custodios de su crecimiento en edad, sabiduría y gracia. Custodios de su camino, educadores. Y caminen con ellos. Y con esta cercanía serán verdaderos educadores".
Es
justo elogiar a los padres virtuosos y trabajadores, cuyo compromiso y
dedicación son pilares fundamentales en la crianza y formación de sus hijos.
Sus esfuerzos incansables, amor incondicional y constante apoyo son dignos de
admiración y gratitud. En este día especial, les rendimos homenaje por todo lo
que han hecho y siguen haciendo por sus familias. Su ejemplo de sacrificio y
entrega deja una huella imborrable en las vidas de quienes los rodean, y su
influencia perdura a lo largo del tiempo.
A
los padres ancianos, muchos de ellos abandonados, les decimos: gracias. Su amor
incondicional, sacrificios silenciosos y ejemplo de fortaleza y dedicación a lo
largo de los años son motivo de profunda gratitud. Su valiosa influencia ha
moldeado las vida de sus hijos y ha dejado una huella imborrable en las
generaciones venideras. El legado de su amor perdura en sus hijos, nietos y más
allá, inspirando y guiando a quienes los rodean.
Animo
a todos a unirse a celebrar con cariño y gratitud a los papás. Es momento de
expresarles nuestro aprecio por su amor incondicional, su guía y constante
apoyo. Incluso si ya fueron llamados por Dios a su presencia, recordemos con amor
su legado y oremos por ellos.
Celebremos juntos este día especial, fortaleciendo los lazos familiares y reconociendo el papel esencial que los padres desempeñan en las vidas de sus hijos. Pidamos la intercesión de san José, padre adoptivo de Jesús interceda en este día por todos los papás.