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Papa

El Papa catequiza en el garaje de un condominio

En el barrio de Palmarola, en la periferia occidental de Roma

Esta vez no eran los salones parroquiales ni los teatros, sino un garaje de una comunidad de propietarios con suelo de grava, un muro de ladrillo, árboles y plantas trepadoras, y alrededor las persianas con los coches aparcados dentro y los residentes mirando desde los balcones. En el centro un sillón, sentados delante unas treinta familias, parejas con niños, jóvenes, feligreses de la cercana iglesia de Santa Brígida de Suecia, algunos llegados a la reunión ya en zapatillas de goma o ropa de casa. Como la señora que bajó corriendo las escaleras intentando arreglarse el pelo: «¡Dios mío, qué sorpresa, y me lo podíais haber dicho antes! Un escenario totalmente inédito para la tercera cita de la «Escuela de Oración», la serie de encuentros del Papa en Roma en el Año de la Oración con vistas al Jubileo 2025.

Familias, después de niños y adolescentes

Después de los niños y los adolescentes, Francisco quiso encontrarse esta tarde, 6 de junio, con las familias del barrio romano de Palmarola (zona Borgata Ottavia), en la periferia más occidental de la ciudad. Había parejas de padres primerizos, abuelos, el grupo juvenil de la parroquia, bebés y niños con chupete, un grupo de mujeres inmigrantes de Senegal, un hombre ortodoxo, el presidente del municipio. En definitiva, una humanidad variopinta que en el último momento fue alertada para esta hora especial de catequesis vespertina.

La llegada y la sorpresa

El Fiat 500 L hizo su entrada hacia las 17.00 horas en la rampa del edificio de Via Palmarola, con las paredes aún en obras. Hubo un silencio inicial, algunos ojos entrecerrados, smartphones preparados para asimilar la escena, luego Francisco saludó: «Buenas tardes a todos» y ,a partir de ahí, comenzaron los aplausos y el habitual «¡Viva el Papa!». El recorrido entre la gente fue corto, salpicado por el regalo de dulces, algunos selfies robados y una señora que se acercó para decir: «¿Querría rezar una oración por mi madre?» y el Papa que la bendijo. Sentado en la silla, el Papa introdujo a continuación el turno de preguntas y respuestas con los presentes. Primero miró divertido el insólito escenario: «El muro... las plantas... los tomates...», luego saludó al grupo que tenía ante sus ojos: «Son las familias, los jóvenes, los ancianos, siempre la familia».


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Fuente: vaticannews.va