Cardenal Pizzaballa presidió celebraciones en honor a la Eucaristía
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Procesión
eucarística alrededor del Santo Sepulcro
David
Mora, periodista
Ciertamente
la Solemnidad de Corpus Christi se celebra en muchos países, entre ellos Costa
Rica, el segundo domingo después de Pentecostés; hay que destacar que esto se
debe a un traslado, porque su fecha original es el segundo jueves después del
final de la Pascua, y así se recuerda en Tierra Santa, por lo que este jueves
30 de mayo, el Patriarca Latino de Jerusalén, el Cardenal Pierbattista
Pizzaballa, presidió las liturgias en honor a la Eucaristía.
Las
celebraciones se realizaron en la Basílica del Santo Sepulcro, lugar donde
Jesucristo resucitó, se comenzó con las Primeras Vísperas la tarde del
miércoles 29 de mayo, allí los fieles, peregrinos y consagrados presentes hicieron
un recorrido por el templo en procesión, luego oraron con las Completas; una
plegaria que se hace al terminar el día y prepararse para el descanso.
Durante
la madrugada se realizó el Oficio de Vigilia, el cual presidió el custodio de
Tierra Santa, Fray Francesco Patton, allí se cantó el Te Deum y se impartió la
bendición con el Evangeliario. Más tarde, al amanecer, la Liturgia de las Horas
continuó con el rezo de Laudes y se realizó la Solemne Misa del Cuerpo y la
Sangre de Cristo.
Durante
la homilía, el purpurado mencionó que el sacramento eucarístico es "un estilo
de vida", no solamente el recuerdo de un momento de la vida de Cristo antes de
ser entregado a la muerte. "El pan con el que Dios alimenta a su pueblo es
Jesús mismo. Es esta la respuesta a nuestra necesidad de confianza, de vida, de
amor y de acogida", manifestó el religioso.
La
liturgia de esta celebración manda que una vez distribuida la Sagrada Comunión,
se exponga el Santísimo en una custodia y sea llevado en procesión, esto no se
dejó pasar en Tierra Santa. El Cardenal Pizzaballa llevó la Santa Eucaristía dándole
tres vueltas al Edículo (edificio que contiene el Santo Sepulcro al centro de
la Basílica) y luego ingresó para dar hacer la adoración y disponerse a
impartir la bendición, lo cual hizo en el umbral de la ermita, en el altar de
María Magdalena y en la Capilla Franciscana de la Aparición.
Fuente: ACI Prensa.