Misa Crismal en la Catedral Metropolitana
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Óleos
fueron preparados para la Pascua
David
Mora, periodista
La
mañana del 28 de marzo, Jueves Santo, se realizó la Misa Crismal en la Catedral
Metropolitana Santuario Nacional San José, celebración que manifiesta la
comunión entre los sacerdotes y el obispo.
La
Santa Misa fue presidida por el arzobispo metropolitano de San José, Monseñor
José Rafael Quirós, a quien todos los sacerdotes de la Arquidiócesis le renovaron
sus promesas de ordenación, como está estipulado para esta ocasión
Durante
su homilía, el prelado se dirigió a sus presbíteros para agradecer todo lo que
hacen en su ministerio y los animó a nunca desfallecer en su labor.
"Debemos
estar atentos a la Palabra que nos dirige el Señor, porque nuestra predicación siempre
debe partir de la Palabra escrita y proclamada, somos llamados a hacer esa Palabra
viviente, que anima a los hermanos a un seguimiento cercano del Señor, porque
el compromiso que asumimos no es solo dar lectura a la Palabra, sino ante todo
hacerla norma para nuestra vida...Sintámonos pues, queridos sacerdotes,
gozosamente animados, en nuestro caminar sacerdotal, al reconocer la grandeza
del ministerio que se nos ha confiado, en el compromiso sincero de dejarnos
transformar por la fuerza de quién nos eligió y está presente de manera
constante como Palabra que resuena en nuestros oídos y hace palpitar nuestro
corazón", manifestó el arzobispo.
Durante
esta celebración se preparan los materiales necesarios para celebrar la Pascua,
estos son el Óleo de los Enfermos, el Óleo de los Catecúmenos y el Santo
Crisma. Se bendice el de los Enfermos y el de los Catecúmenos, mientras que el
Crisma se consagra de manera distinta; ya que el obispo prepara el aceite y
sopla sobre él como signo del Espíritu Santo por medio de un sucesor de los apóstoles.
El Óleo de los Enfermos se utiliza para ungir
a las personas que están en un estado de salud delicado, por lo que se les
encomienda a la voluntad de Dios, el Óleo de los Catecúmenos está destinado a ser
untado en el pecho de las personas que se van a bautizar momentos previos a que
esto ocurra y el Santo Crisma tiene el sentido de "convertir en Cristo lo que
toca", por lo que se usa para ungir la coronilla de los recién bautizados, la
frente de los confirmandos, las manos de un presbítero en su ordenación, la cabeza
de los obispos cuando son consagrados y los altares cuando son dedicados en una
nuevo templo.
Al
finalizar la celebración, Monseñor Quirós pidió a los fieles un aplauso a todos
los sacerdotes y oración por ellos, los saludó durante la procesión de salida,
también incensó los óleos que permanecerán en la Catedral Metropolitana durante
un año y estos fueron llevados hasta su lugar en la Capilla del Santísimo
Sacramento.