Cardenal Simoni estuvo 28 años encarcelado por persecución religiosa
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Papa Francisco contó el testimonio del
Cardenal Simoni en su vuelo de regreso de Tiranas
David Mora, periodista
Este 14 de febrero, Miércoles
de Ceniza, el Papa Francisco saludó a un "mártir viviente", como el mismo llama
al Cardenal Ernest Simoni, quien estaba presente en el Aula Pablo VI durante la
audiencia general. Este purpurado, cuando solamente era presbítero, pasó 28
años encarcelado en Albania por la persecución religiosa del régimen de Enver
Hoxha, que se generó al ser declarado "el primer Estado ateo del mundo".
Este clérigo es el responsable
de que el mundo viera llorar al Papa Francisco el 21 de setiembre de 2014, un
año y medio después de haber sido electo, cuando viajó a Albania y escuchó el
testimonio de vida del entonces Padre Simoni, un sacerdote de la Diócesis de
Shkodre-Pult, que tenía 88 años. En 2016, el Santo Padre lo creó cardenal como
agradecimiento a su testimonio de "martirio", al sufrir la privación de su
libertad, amenazas de muerte, trabajos forzados y torturas. El Cardenal Simoni
es el único sacerdote vivo que fue testigo de esa época en su país.
El purpurado se encontraba en
las sillas laterales del escenario del Aula Pablo VI, que se reserva a
cardenales y obispos, el Papa dirigió su mirada hacia él, se separó del texto
escrito y le saludó especialmente. "Todos nosotros hemos leído, escuchado, las
historias de los primeros mártires de la Iglesia, tantos. Incluso aquí, donde
ahora está el Vaticano, hay un cementerio y muchos fueron ejecutados aquí y
enterrados aquí. Cuando se hacen excavaciones, se encuentran aquí tumbas. Me
permito saludar de modo especial a un mártir vivo...Él, como sacerdote, obispo,
vivió 28 años en la cárcel, en la prisión comunista de Albania, quizás la
persecución más cruel".
En el pasado, cuando el Santo
Padre regresaba de su viaje a Tiranas, contó la historia de este sacerdote:
El Padre Ernest fue arrestado
la noche del 24 de diciembre de 1963, cuando celebraba la misa en Barbullujsh,
le acusaron de ser "enemigo del pueblo" por ofrecer la Eucaristía por el alma
de John F. Kennedy, como se lo pidió el Papa San Pablo VI a todos los
sacerdotes del mundo.
Durante los primeros 18 años,
el cura estuvo vigilado por un compañero, quien tenía ordenes de grabar su "previsible rabia" contra el régimen, pero lo único que conseguían eran
palabras de perdón y oración. El Padre Simoni estuvo condenado a muerte, sin embargo,
esta pena le fue quitada con trabajos forzados en las minas de Spac y luego en
las cloacas de Shkodra.
El sacerdote mientras estaba
en prisión celebraba la misa en latín de memoria, confesaba a otros presos, era
el padre espiritual de varios de sus compañeros y distribuía la comunión con
una hostia que se elaboraba en un pequeño horno y vino hecho con el zumo de las
uvas, todo esto en secreto.
El 5 de setiembre de 1990,
cuando recuperó su libertad, el clérigo confirmó su perdón a quienes lo
torturaron, y desde entonces el Cardenal Simoni, a sus 95 años, continúa trabajando
por la Iglesia sin desanimarse, lo cual el Papa agradeció.
Fuente: Vatican News.