Mons. José Rafael Quirós Quirós, arzobispo metropolitano de San José
La
Iglesia en Nicaragua vive verdaderos momentos de desafío y persecución y así lo
evidencia la reciente expulsión de dos Obispos, quince sacerdotes y dos
seminaristas después de un largo periodo de prisión.
La firmeza en la fe y la valentía en medio de
la adversidad que han demostrado estos hermanos, son testimonios poderosos de su
fortaleza y confianza en el Señor que nos enseña: "Yo
estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo" (Mt 28,20).
Estos
hechos nos proporcionan lecciones profundas y valiosas para nuestro caminar de
fe. Cabe destacar que el único delito que se les imputa, además de su fe en
Cristo, es la participación en la toma de conciencia de la ciudadanía sobre los
valores democráticos como acción crucial para el cambio positivo en la
sociedad.
Es
alentadora la resiliencia y fortaleza del Pueblo nicaragüense y su capacidad para
resistir y mantenerse fuerte en medio de los desafíos.
La solidaridad entre los ciudadanos y el apoyo mutuo
ha desempeñado un papel fundamental en la construcción de una respuesta
colectiva ante la violencia y la injusticia a las que, diariamente, son
sometidos los nicaragüenses, evidenciando la ausencia de instituciones justas y
democráticas para el bienestar de la sociedad.
Pero,
además, la persecución de los creyentes y de sus líderes religiosos revela el
irrespeto absoluto a la libertad religiosa como derecho humano fundamental de
una sociedad plural y tolerante. En
efecto, la libertad religiosa como derecho, garantiza que cada individuo tenga
la libertad de elegir, practicar y cambiar su religión, así como la libertad de
manifestar su creencia en la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia sin
temor a la discriminación o la persecución.
Cuando
las personas son libres de practicar su fe sin miedo, se fortalece la cohesión
social y se reduce el riesgo de conflictos.
Estos
hijos de la Iglesia han demostrado el valor de la perseverancia en la búsqueda
de la verdad demostrando una profunda integridad personal y colectiva, y su
compromiso y fidelidad a Cristo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn
14,6). Esta verdad se hace vida en la lucha por la justicia, abogando por el
respeto a la dignidad humana en medio de circunstancias difíciles.
Como hemos visto, optaron por permanecer
fieles a Cristo en medio de la persecución demostrando la enorme valentía y la disposición
para enfrentar sacrificios personales. Su resistencia pacífica a la opresión y
a la injusticia, incluso a riesgo de la propia vida, libertad y bienestar, es
una forma poderosa de testimoniar a Cristo en estos tiempos.
Qué
hermoso evidenciar en este momento, que la fe y amor al Señor no se pueden
encarcelar, su poder está por encima de cualquier autoridad humana. Han puesto
su mirada fija en el Crucificado, que fue maltratado, humillado, se le siguió
un proceso injusto, hasta llevarlo a morir en la cruz. Desde este árbol de
vida, todos nos nutrimos y fortalecemos, para seguir fielmente los mandatos de
Nuestro Señor, ante el único que debemos postrarnos.
Unámonos
en solidaridad con nuestros hermanos nicaragüenses que enfrentan la
persecución. Que la paz de Cristo, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus
corazones y mentes en estos tiempos desafiantes.
Que
nuestra oración y apoyo mutuo fortalezcan la comunidad de creyentes y que su
ejemplo nos impulse a ser valientes en nuestra propia fe, confiando en que Dios
está obrando incluso en medio de las dificultades. Permanezcamos firmes en la
fe, sabiendo que somos más que vencedores en Aquel que nos amó.