Hay varias historias sobre estos animales en el pesebre
·
Cristo se manifiesta a todos los pueblos
David Mora, periodista
En la época navideña es sumamente
común ver pasitos navideños en las iglesias, casas, empresas y distintos
establecimientos, todas tienen elementos que pueden variar; sin embargo, hay
representaciones del nacimiento de Cristo donde se omite la presencia de la
Virgen María y San José, pero el buey y la mula son infaltables. Existen varias
historias de por qué estos animales, a pesar de no estar mencionados en ninguno
de los evangelios, siempre están a los lados del Niño Jesús.
Una de las explicaciones que
se dan sobre estas imágenes es comunicar la universalidad de la salvación y que
todos los pueblos están invitados a reconocer a Jesucristo como el mesías, esto
porque desde el siglo II, los teólogos analizaban las profecías hechas por
Isaías y Habacuc.
Según esto, el buey; que es un
animal habituado al trabajo y que en aquellos tiempos se usaban para
sacrificios, representa al pueblo de Israel que soportó el yugo de la ley,
mientras que la mula; que es un animal de carga y que era considerado impuro,
representa a los paganos, gentiles y no judíos. Al estar Cristo en medio de ambos,
se da a entender que es él quien une a todos los pueblos en sí mismo.
Esto es algo parecido a lo que
sucede con la escena de los pastores y los magos de oriente: Los pastores
representan al pueblo judío, mientras que los magos representan a los pueblos
de la tierra; ya que viene de lejos y les fue revelado el nacimiento de Cristo tiempo
después. Todo esto entra dentro del término "Epifanía del Señor".
Otra de las posibles
respuestas a la presencia de estos animales está en un evangelio apócrifo,
escrito cerca de 500 años después de Cristo, el de Pseudo-Mateo, que en su capítulo
14 dice: "El tercer día después del nacimiento del Señor, María salió de la
gruta y entró en el establo, y depositó al niño en un pesebre, y el buey y el
asno lo adoraron. Entonces se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta
Isaías al decir: "El buey ha conocido a su dueño y el asno el pesebre de su
Señor
"...y José y María permanecieron en este mismo lugar con el niño durante
tres días".
En el libro "La Infancia de
Jesús", el Papa Benedicto XVI se refirió a este tema e hizo una reflexión: "El
pesebre hace pensar en los animales, pues es allí donde comen. En el Evangelio
no se habla en este caso de animales. Pero la meditación guiada por la fe,
leyendo el Antiguo y Nuevo Testamento relacionados entre sí, ha colmado muy
pronto esta laguna, remitiéndose a Isaías 1.3: ?el buey conoce a su amo, y el
asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende"",
escribió el difunto pontífice emérito.
Aunque existe ese texto, que
no está entre los relatos canónicos, desde antes de que fuera escrito ya el buey
y la mula se podían apreciar en las catacumbas de los primeros cristianos; por
ejemplo, se encuentran en el Sarcófago de Marco Claudiano, encontrado en la
década de 330 D.C. o en el Sarcófago de la Natividad, que data del siglo IV,
entre otros.
Así que ya lo sabe, cuando
esté realizando el pasito o vea alguno, recuerde que estos animales no están representados
por casualidad, sino que hay varias razones de fondo.
Fuentes: P. José de
Jesús Aguilar Valdés y La Infancia de Jesús - Benedicto XVI.