Ángelus (VIDEO)
En este tercer domingo de Adviento el Papa Francisco ha reflexionado sobre el Evangelio hodierno que nos habla de la misión de Juan Bautista indicándolo como profeta enviado por Dios para dar testimonio de la luz. El Bautista es ciertamente un hombre extraordinario. La gente acude a escucharle atraída por su forma de ser, coherente y sincera ha dicho el Papa. Además, ha explicado que la franqueza de su lenguaje, la honestidad de su comportamiento y la austeridad de su vida le diferencia de otros personajes famosos y poderosos de la época, que invertían mucho en la apariencia. Personas como él, rectas, libres y valientes, son figuras luminosas, fascinantes: nos inspiran a salir de la mediocridad y a ser a su vez modelos de buena vida para los demás.
De hecho, el Papa ha explicado que el Señor envía hombres y mujeres así en todas las épocas y nos hace reflexionar: ¿Sabemos reconocerlos? ¿Intentamos aprender de su testimonio, cuestionándonos incluso a nosotros mismos? ¿O nos dejamos encantar por personajes de moda?
Francisco recuerda que Juan no es la luz ni tampoco el Mesías, pues la luz es Jesús, el Cordero de Dios y sólo Él redime, libera, cura e ilumina. Por eso Juan es una voz que acompaña a los hermanos a la Palabra; sirve, sin buscar honores ni protagonismo: es una lámpara, mientras que la luz es Cristo.
Después, el Santo Padre señala dos cosas que nos enseña Juan Bautista: En primer lugar, que no podemos salvarnos a nosotros mismos: sólo en Dios encontramos la luz de la vida. En segundo lugar, que cada uno de nosotros, con el servicio, la coherencia, la humildad, con el testimonio de vida -siempre con la gracia de Dios- puede ser una lámpara que brilla y ayudar a los demás a encontrar el camino para encontrarse con Jesús.
Dicho esto, destaca la invitación del Papa a preguntarnos: ¿cómo puedo yo, en los ambientes en los que vivo, no un día lejano, sino ya ahora, en esta Navidad, ser un testigo de luz, un testigo de Cristo?
Fuente: vaticannews.va