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Iglesia

Un legado vivo después de 87 años

Monseñor Rafael Otón Castro falleció el 14 de diciembre de 1939

·         Arzobispo fue devoto a la Virgen de los Ángeles

 

David Mora, periodista

En un día como hoy, hace 87 años, el 14 de diciembre de 1939, los costarricenses se enteraban de la noticia de que había fallecido en la ciudad capital el primer arzobispo de San José, Monseñor Rafael Otón Castro, prelado que dejó un gran legado para la Iglesia Católica, el cual sigue vigente.

En aquella ocasión, el país entró en luto por la ausencia física de uno de los sacerdotes que era de los más eminentes en el conocimiento de las ciencias eclesiásticas, se dice que tanto en lo espiritual y material, Monseñor Castro era piadoso y sabio, además de que su gobierno pastoral ayudó a elevar el prestigio de la Iglesia.

En el funeral del arzobispo, de 52 años, se contó con la presencia del entonces presidente de la Corte Suprema de Justicia, Víctor Guardia, quien brindó un discurso y dijo que "la tolerancia, o sea, la caridad espiritual, fue siempre la mejor disciplina en que ofició el alma de Monseñor Castro; y esa excelsa virtud suya se debe a que la Iglesia y el Estado de Costa Rica no tuviesen en sus relaciones de armonía los eclipses que alguna vez las empañaron. En los ejercicios de relación con los Poderes de la administración pública, puso cono nadie el aporte de una moderación, y un tino ejemplares, hasta cimentar de un modo indisoluble el apacible entendimiento en que hoy conviven las fuerzas de acción y fe de nuestra democracia".

También el historiador eclesiástico de Costa Rica, Ricardo Blanco, habló de que el prelado "como administrador y consejero, la lógica de sus procedimientos, la prudencia en la conducción de sus actos de gobernante, y la rápida y certera solución de los problemas que se le planteaban, le crearon un respeto profundo y una admiración general en todos los círculos religiosos, políticos e intelectuales del país".

Monseñor Castro Jiménez recibió la ordenación episcopal el 2 de agosto de 1921, fue propagador de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y el culto a la Virgen de los Ángeles; en su episcopado, se llevó a cabo la construcción de la Iglesia que conserva a la Patrona de Costa Rica y este templo fue elevado al título de basílica menor, también fue el encargado de coronar pontificiamente a la sagrada imagen.

También fue el encargado de celebrar el Tercer Sínodo en la Arquidiócesis, también fue el escritor de numerosas cartas pastorales, las cuales se pueden encontrar en internet.

Fuentes: La Nación y el Instituto Arquidiocesano de Investigaciones Históricas de Costa Rica.