Cada año se lee un evangelista específico
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La sustancia de las lecturas
David Mora, periodista
Con la llegada del Adviento da
inicio un nuevo año litúrgico, el cual se extiende por la Navidad, la Cuaresma,
la Pascua y el Tiempo Ordinario hasta llegar a la Solemnidad de Jesucristo Rey
del Universo, cuando se cierra y comienza otro con un nuevo Adviento. Sin
embargo, este caminar de fe no debe convertirse en un aspecto rutinario, por
ello existen los ciclos litúrgicos A, B y C.
En este nuevo año litúrgico se
está dejando atrás el ciclo A, para dar paso al B; cada uno de estos está
dedicado a la lectura de un evangelio en específico: El A a San Mateo, el B a
San Marcos y el C a San Lucas. Radio Fides conversó con el delegado episcopal
de Liturgia, el Padre Francisco Morales, para aclarar todo lo relacionado sobre
este tema.
El sacerdote explicó que el
año litúrgico no debe verse con la misma dinámica del civil; ya que, aunque los
tiempos se repiten, la espiritualidad debe ir creciendo a nivel personal y
comunitario, porque la vida cristiana es un caminar constante. Es decir, este
Adviento se debe crecer algo con respecto al anterior y el próximo debe haber un
avance en comparación con el actual, tal como Jesús crecía en sabiduría,
estatura y gracia.
Lo básico que el año litúrgico
contempla es la historia de salvación, lo cual es el misterio de Jesucristo,
este es tan grande que no se pude contemplar en tan sólo 365 días, por este
motivo siempre se vuelven a celebrar anualmente, pues siempre hay mucho camino que
recorrer.
Muchas veces entre los fieles se
comenta la idea de que, al leerse las lecturas diarias durante los tres años,
se ha contemplado la Sagrada Escritura en su totalidad, el Padre Morales indicó
que esto es falso. "Lo que se van haciendo son lecturas semicontinuas, por
ejemplo; de algunos libros entre semana se va leyendo lo más sustancial de cada
libro, para que el que asiste a Misa todos los días tenga una idea clara del
contenido del libro, pero no habría tiempo para leerlo completo. Pero resulta
que los que rezamos la Liturgia de las Horas, hay una de las horas que se llama
el Oficio de Lectura, y ahí vienen las lecturas más completas, entonces lo que
no se leyó en la Misa, se lee en el Oficio de Lectura", explicó el presbítero.
Con respecto a esto, es
importante detallar que son pocos los versículos de San Marcos que no se leerán
en las celebraciones eucarísticas dentro de un año. Este es el evangelio más
corto de la Biblia, pues cuenta sólo con 16 capítulos.
Un detalle importante es que
no existe un ciclo para leer el Evangelio de San Juan, esto sucede porque los
de Mateo, Marcos y Lucas son evangelios sinópticos; es decir, van en una misma visión,
de ellos algunos estudiosos de la Biblia afirman que el del primer obispo de
Alejandría es el más antiguo, y que basándose en él, Mateo y Lucas escribieron
el suyo. Mientras que San Juan tiene una visión diferente, por lo que sus
escritos se limitan a ciertas fiestas, solemnidades y algunos domingos de
Cuaresma y Pascua de manera fija, lo que lo convierte en el evangelio más
leído, a diferencia de lo otros que se leen cada tres años. Un ejemplo de esto
es el Viernes Santo, que se lee la Pasión del Señor en la versión del discípulo
amado.
"Por ejemplo, vea que Mateo al
inicio pone la genealogía de Jesús, hablándonos de sus orígenes humanos, quién
es su familia; San Juan no, él empieza remontándose hasta el seno de Dios Padre
para hablarnos del origen divino de Jesucristo, por eso los padres de la
Iglesia le llaman "el evangelio del teólogo", porque cualquier cosita que diga,
por detrás es una verdad de fe grandísima", comentó el clérigo.
Los años litúrgicos no
comienzan ni terminan en fechas fijas, su duración varía entre 364 y 371 días,
tal como sucedió con el que acaba de finalizar.