Mons. José Rafael Quirós Quirós, arzobispo metropolitano de San José
Es
claro que Costa Rica está experimentando dificultades en su sistema educativo,
lo que implica que la calidad de la educación o su alcance no están en el nivel
deseado. En este momento histórico es crucial reconocer y enfatizar el papel de
la educación en la transformación de la sociedad, pues, como nos recuerda el
Papa Francisco, "en la educación se encuentra la semilla de la esperanza:
una esperanza de paz y de justicia. Una esperanza de belleza, de bondad; una
esperanza de armonía social".
Sin
duda, hay necesidad de fortalecer y potenciar las mejores políticas educativas.
La educación se ha politizado e ideologizado, y la falta de consenso ha
generado desesperanza. A pesar del alto gasto en educación, es incomprensible
que haya estudiantes de cuarto grado que no sepan leer ni escribir. Es hora de
abordar este tema con seriedad y no solo tomar medidas para disfrazarlo.
La
educación es una exigencia de interés público, es impostergable que los
esfuerzos destinados a elevar su calidad y a garantizar su equidad involucren a
todas las partes interesadas. La necesidad apremiante es avanzar en la creación
de soluciones compartidas que guíen y dirijan los esfuerzos necesarios para
satisfacer las legítimas demandas en este campo.
En
nuestro actual contexto, la educación se presenta como una verdadera emergencia
que requiere un análisis profundo de las causas sobre la situación que se está
enfrentando, para generar soluciones inmediatas y de futuro.
Desde
una perspectiva cristiana, es
esencial situar a la persona en el centro de todo, tanto al estudiante como al docente.
Debemos evolucionar de una perspectiva que ve a la humanidad de manera
utilitaria, hacia una que otorga un sentido profundo donde la esencia del ser
humano es el cimiento. La educación debe abarcar todas las facetas del ser
humano, lo que implica ser integral, solo así podremos lograr una educación que
promueva la justicia social y contribuya al crecimiento de la sociedad en su
conjunto.
De
frente a la crisis en el sistema educativo actual, es urgente diseñar políticas
educativas de un alto nivel, con estabilidad y continuidad, lo que implica un
enfoque a largo plazo para asegurar que los estudiantes tengan acceso a una
educación de alta calidad. Fortalecer las prácticas que han dado buen
resultado.
La
injusta brecha educativa entre los centros educativos públicos y privados, es
tan solo uno de los aspectos que reafirma, que el sistema educativo actual
necesita cambios sustanciales, para lograr la excelencia educativa deseada en
la que cada alumno alcance su potencial de aprendizaje al máximo.
En
efecto, la excelencia educativa es hoy un objetivo deseado en el contexto del
proceso de enseñanza-aprendizaje, para alcanzar el más alto nivel de calidad y
eficacia en la educación. La clave para lograr dicha excelencia radica en el
"constante mejoramiento" del proceso educativo.
Promover
la excelencia educativa significa fomentar la motivación, estimular el sentido
crítico y la reflexión, abordar las inteligencias múltiples, transmitir principios
y valores, y asegurar igualdad de oportunidades para todos los estudiantes.
Esto debe ser una meta prioritaria de la sociedad.
No
basta con apreciar este valor en teoría, debe reflejarse en la práctica. La
excelencia educativa mira a no conformarse con estándares mediocres, pues una
buena educación debe buscar la excelencia como meta prioritaria, sin
conformarse con los mínimos establecidos, que únicamente aseguran la
mediocridad.
Costa
Rica no puede renunciar a alcanzar una educación de excelencia accesible para
todos. Como sociedad, asumamos con determinación el compromiso de ofrecer una
educación de alta calidad, especialmente a aquellos grupos en situación de
vulnerabilidad o marginación. Ya hemos logrado este cometido en el pasado, y
sin duda alguna, hoy tenemos la capacidad de lograrlo nuevamente, se cuenta con
buenos docentes, la mayoría muy comprometidos con su vocación y deseosos de
seguir dando lo mejor.