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Arzobispo

Ser Santos hoy

Mons. José Rafael Quirós Quirós, arzobispo metropolitano de San José

En este tiempo, más que nunca, resuenan las palabras del apóstol que nos exhortan a la santidad: #Si es santo el que los llamó, también ustedes han de ser santos en toda su conducta". Esta llamada a la santidad es una novedad permanente, porque el Señor siempre nos llama a todos.

La Iglesia ha comprendido esta dimensión a lo largo del tiempo. Las formas de buscar la santidad son diversas y se adaptan a nuestra vocación y, cada uno de nosotros, puede encontrar su propio camino hacia la santidad. Lo importante es reconocer esta llamada y responder a ella con un corazón dispuesto y una voluntad firme.

En medio de los desafíos de nuestro tiempo, recordemos que la llamada a la santidad es un llamado universal y eterno. Es un llamado que nos anima a seguir a Cristo en todas las circunstancias de nuestra vida, a ser testigos de su amor y a dejar una huella duradera de fe, esperanza y caridad en el mundo.

En la Fiesta de todos los Santos, nos hará mucho bien reflexionar sobre las Bienaventuranzas de Jesús, pues ellas son la guía espiritual que nos desafía a vivir de manera virtuosa y a buscar el Reino de Dios en nuestras vidas. En la vivencia de las bienaventuranzas recorremos el sendero hacia la santidad.  

Jesús no solo lo recorrió, sino que Él es el camino en sí mismo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre sino es por medio de mí". Jesús se presenta como el único camino hacia el Padre, destacando que, a través de su enseñanza, su sacrificio en la cruz y su resurrección, nosotros alcanzamos la santidad como regalo suyo.

Jesús proclama en las Bienaventuranzas, una serie de enseñanzas que resaltan actitudes y valores fundamentales para encontrar la verdadera felicidad y entrar en el Reino de los Cielos: Los "pobres de espíritu" son bienaventurados porque, al desprenderse de todo tipo de seguridades, están en "espera" del Reino de los Cielos. Aquellos que lloran y sienten el dolor en sus vidas serán consolados por la compasión de Dios.

La mansedumbre, la humildad y la paciencia son virtudes importantes en el camino de Jesús, quien soportó con humildad muchas pruebas, incluso la cruz. Los que tienen hambre y sed de justicia serán saciados, ya que apelan a vivir la justicia de Dios. Practicar la misericordia y perdonar a los demás nos hará felices y merecedores de la misericordia divina. "Los que siembran la paz son bienaventurados" pues trabajan activamente para promover la armonía, la reconciliación y la fraternidad en el mundo.

A la luz de esta palabra, cualquier bautizado, desde su estado de vida debe luchar por vivir santamente, en la esperanza de plenitud en Dios. Son muchos los beatos y santos que eran padres y madres de familia, demostrando que la vida familiar y el cuidado de los hijos también pueden ser caminos hacia la santidad.  Por otro lado, la santidad no tiene límites de edad, niños, jóvenes y adultos, todos llamados a una vida santa, hoy veneramos a santos de todas las edades.

Con la Fiesta de todos los santos reconocemos y celebramos la santidad de quienes han sabido responder con valentía y decisión a este llamado de Dios, de muchos de ellos no conocemos sus nombres, pero interceden por nosotros para que busquemos la santidad en las propias circunstancias y etapas de vida.

Pidamos al Señor que suscite en nuestros corazones el anhelo de ser santos. Que su luz y su gracia guíen nuestros pasos en el camino de la santidad, que vivamos de acuerdo con su voluntad, amando a nuestros semejantes y a buscando siempre la justicia y la paz. Que cada día nos acerquemos más a Él y reflejemos su amor y compasión en todo lo que hacemos. Que Dios nos conceda la fuerza y la humildad para seguir sus enseñanzas y ser testimonios vivos de su amor en el mundo.