Estatua de Monseñor Thiel fue develada el 12 de octubre de 1923
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Obra fue realizada con el patrocinio del
pueblo
David Mora, periodista
Miles de personas transitan cada
día por el bulevar de la Avenida # 4 en San José, al costado sur de la Catedral
Metropolitana, allí todos pueden contemplar en sus jardines la estatua de
Monseñor Bernardo Augusto Thiel. Lo que muchos no saben es que este jueves 12
de octubre se cumplen 100 años de la develación de este monumento al segundo
obispo de Costa Rica.
Fue el 12 de octubre de 1923
cuando las máximas autoridades de la Iglesia Católica, el Estado costarricense;
entre ellos el entonces presidente de la República, Julio Acosta García, el
Ejército, las municipalidades y el Cuerpo Diplomático, junto a fieles de todo
el país, que se contempló por primera vez este homenaje al prelado alemán, precedido por los tradicionales 21 cañonazos.
La idea de erigir esta estatua
fue de Octavio Castro, quien lo manifestó el 15 de setiembre de 1917 en una
conferencia ofrecida a la Sociedad Mariana de Caballeros, por ello se creó una
junta para obtener los fondos necesarios. El encargado de esculpir esta obra
fue Adriático Froli, conocido también por ser el autor de estatuas en el Teatro
Nacional y el Cementerio General de la ciudad.
El proyecto estaba para
realizarse en 1921, cuando el obispo cumplía 20 años de haber fallecido, sin
embargo, varias razones lo atrasaron dos años; entre ellas la organización de las
celebraciones del Centenario de la Independencia. La idea original era
simplemente un busto de bronce que se ubicaría en el jardín sur del templo,
pero fue tanta la acogida de la prensa, que el proyecto se volvió más ambicioso
llegando a convertirse en una estatua con pedestal y placas alusivas. Un hecho
que incentivó esto fue la declaración del prelado como Benemérito de la Patria
el 25 de mayo de ese año, lo que generó una ganancia de 5000 colones "para
erigir el monumento como contingente de la Nación".
El diario católico La Verdad describía
el monumento del obispo representado "de cuerpo entero, en actitud de bendecir a
su pueblo, cubierto con la capa magna desplegada y con un libro de Evangelios
en la mano izquierda", además destacaban que "su altura es de 2 metros".
En los costados norte y sur
del pedestal, se pueden apreciar dos relieves; uno donde Thiel evangeliza a un
grupo de indígenas, les muestra el signo de la cruz y acaricia a un niño que se
acerca a él, el otro aparece en la orilla de un río en la región del Sur,
bautizando a los nativos de la época. En el costado oeste del pedestal se
encuentra una placa que reza "Al Benemérito de la Religión y de la Patria
Monseñor Bernardo Augusto Thiel II Obispo de Costa Rica. 9 setiembre de 1923",
mientras que en el costado este dice: "Este monumento ha sido erigido por
suscripción pública nacional".
Sólo 11 días después de la
develación de la obra, el 23 de octubre de 1923, el diario La Nueva Prensa
contaba que "frecuentemente llegan a la estatua del obispo Thiel campesinos de
los diferentes lugares de la República y, con el sombrero quitado, rezan
devotamente invocando la memoria de que fue padre de los pobres y consolador de
los afligidos". "De aquel que, en el sagrado misterio de su profesión, llevó a
los más apartados rincones de la República, con la dulzura de su palabra, la
Divina palabra de Dios". Al finalizar la crónica, el periodista se preguntaba: "¿Habrá
que canonizar al obispo Thiel?".
Desde entonces, si ya el
prelado alemán había formado parte de la historia del país, ahora su recuerdo
en esta estatua ha estado presente en todos los acontecimientos del último
siglo, haciendo vida lo que decía el historiador Ricardo Blanco sobre él: "Pocos
ejemplos pueden darse de una personalidad como la suya, poseía inteligencia
brillante, una cultura extraordinaria y una presencia física hermosa y
distinguida que le hacían atractivo y respetable a cuantos le rodeaban".
Fuente: La Nación.