La sangre de San Genaro ha vuelto a licuarse
·
Reconstruir puentes, cultivar la justicia
y la paz
David Mora, periodista
Con las palabras: "¡Ha
ocurrido el milagro!", se anunció una vez más el fenómeno de la licuefacción de
la sangre de San Genaro, acontecido este 19 de setiembre, con ocasión de su fiesta,
en la Catedral de Nápoles, Italia.
El milagro se trata de que un
coágulo de la sangre del santo (una masa de sangre seca), que se conserva en
una ampolla de vidrio; se vuelve líquida en algunos momentos durante el año.
Este fenómeno no sucede mediante ninguna intervención física o química, ni siquiera
alguien ha podido dar una explicación certera sobre los hechos, por lo que este
suceso, conocido como "licuefacción", se le reconoce como un milagro.
El fenómeno ocurre en tres
ocasiones durante el año: el sábado anterior al primer domingo de mayo; cuando
se conmemora el traslado de los restos de San Genaro a Nápoles, el 19 de
setiembre; su memoria litúrgica, y el 16 de diciembre; ya que, en esa misma
fecha, pero de 1631, ocurrió una disminución de los efectos de la erupción del volcán
Vesubio, un milagro atribuido a la intercesión del santo obispo.
La comprobación del milagro se
da en el contexto de una Santa Misa, en esta ocasión fue presidida por el
arzobispo de Nápoles, Monseñor Domenico Battaglia, quien trasladó la reliquia
unos minutos antes de la celebración desde la capilla del tesoro al altar mayor
de la Catedral, allí se mantuvo a la vista de los fieles mientras transcurría
la Santa Eucaristía.
El prelado afirmó en su homilía
que "el milagro más grande sólo lo podemos hacer juntos", también animó a "reconstruir
puentes" y a "cultivar la justicia y la paz", también motivó a que Nápoles se
convierta en "un lugar de vida y de perdón", además de pedir la intercesión del
santo, cuya licuefacción de sangre catalogó como una "muestra de su fidelidad a
Cristo".
La tradición consiste en que
cada uno de los días en los que se espera que ocurra este fenómeno, el ordinario
del lugar o un sacerdote designado para esta función, toma el relicario con la
ampolla de sangre, de pie, frente a la urna donde se conserva el cráneo del obispo
santo, lo presente a los fieles, dé un tiempo prudencial, lo alce, lo vuelva de
cabeza, y es en ese momento donde la sangre se vuelve líquida. Allí el que
preside la celebración dice: "¡Ha ocurrido el milagro!", lo cual no se queda
sin los aplausos de los fieles que presencian este fenómeno, mientras el
líquido vital es llevado en procesión.
Específicamente la sangre de
San Genaro se conserva seca en un relicario el resto del año, solo estos tres
días es puesta en la ampolla de vidrio. Este milagro ocurrió por primera vez en
1389.
Fuente: ACI Prensa