Mons. José Rafael Quirós Quirós, arzobispo metropolitano de San José
Los
santos arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel son patronos y custodios de muchas
comunidades en toda la Arquidiócesis de San José, y, en general, nuestra
devoción hacia ellos nos lleva a recordarlos y venerarlos en nuestros altares y
en nuestros corazones.
Decía
el Papa Francisco que debemos pedir su intercesión "para que nos ayuden en la
lucha contra las seducciones del diablo, nos lleven las buenas nuevas de la
salvación y nos tomen de la mano para que no tomemos el camino equivocado en la
vida".
En
estas palabras, descubrimos como Dios en su infinito plan de salvación, nos llama
tanto a los ángeles como a nosotros, a establecer una conexión especial en la
que desempeñamos un papel único pero complementario.
Los
ángeles, esos seres celestiales que sirven a Dios y contemplan su gloria, están
destinados a acompañarnos en nuestro peregrinaje terrenal. Son los grandes
contempladores, aquellos que están frente a Dios, adorándolo y alabándolo sin
cesar. Sin embargo, también son enviados por Dios para ser nuestros
acompañantes y protectores, guiándonos en nuestra travesía por la vida.
San
Miguel, el gran guerrero espiritual, se levanta contra las fuerzas malignas que
buscan seducirnos y alejarnos de Dios. Se enfrenta al diablo, recordándonos que
el mal siempre busca socavar nuestra relación con Dios. Él es un defensor
valiente de la Iglesia y de cada uno de nosotros, protegiéndonos de las trampas
y seducciones del maligno. A través de su ejemplo, aprendemos a luchar con
valentía contra las tentaciones y a mantenernos firmes en nuestra fe.
San
Gabriel, el mensajero de las buenas nuevas, nos trae el anuncio de la
salvación. Así como comunicó a María sobre el nacimiento de Jesús y a Zacarías
sobre el nacimiento de Juan el Bautista, también nos trae la esperanza y la
alegría del Evangelio. En un mundo lleno de noticias negativas y desesperación,
Gabriel nos recuerda la buena nueva: Dios está con nosotros, Jesús ha venido a
salvarnos y su amor nos sostiene en todo momento.
San
Rafael, el compañero de camino, nos guía y nos ayuda en nuestra travesía por la
vida. Él es quien nos toma de la mano y nos acompaña, asegurándose de que no
nos perdamos en el camino y evitemos rutas equivocadas. Como lo hizo con
Tobías, Rafael nos ayuda a encontrar el camino correcto y nos da la confianza
para avanzar con valentía. Además es presencia en nuestra vida, del Único que
todo lo sana.
Pidamos
la intercesión de estos tres arcángeles en nuestras vidas. A Miguel le pedimos
fortaleza en la lucha contra las tentaciones y el mal. A Gabriel le pedimos que
nos recuerde la buena nueva de la salvación y que nos llene de esperanza. A
Rafael le pedimos que nos guíe en nuestro camino, que tome nuestra mano y nos
ayude a seguir el camino que Dios ha trazado para nosotros.
Al
celebrar a los santos arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel, quiero extender un
cálido saludo lleno de devoción y alegría a las comunidades que los veneran como
patronos y custodios. Sus virtudes y ejemplos les inspiren a crecer en fe, a
cuidar y apoyar a los hermanos, y a mantener viva la llama de la devoción en sus
corazones. Que su luz les guíe en momentos de oscuridad, su protección les
fortalezca en momentos de debilidad y su amor les llene de esperanza en todo
momento.
Que los santos arcángeles, quienes adoran a Dios, glorifican su Nombre y sirven en Su plan de salvación, sean también nuestros compañeros y protectores en nuestra jornada terrenal. Que su ejemplo y su intercesión nos inspiren a vivir en comunión con Dios y a colaborar en Su obra de amor y redención.