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Iglesia

Una alcancía por las vocaciones

Iniciativa busca ayudar económicamente a los seminaristas

·         Cada seminarista cuesta cerca de 4 millones de colones al año

 

David Mora, periodista

Es probable que, en las próximas semanas; cuando usted asista a la misa dominical, le ofrezcan una alcancía pidiéndole que la lleve a su casa. Y aunque ahorrar es bueno para la salud financiera de cada familia, en esta ocasión no se trata de un incentivo para esta práctica virtuosa, sino de una oportunidad para colaborar con las futuras vocaciones al sacerdocio.

Cada persona tiene una vocación particular a la que es llamada por Dios, pero esta se revela desde el discernimiento y la oración, además de un proceso previo antes de dar el paso definitivo. Por ejemplo; en el caso del matrimonio, el proceso previo antes de llevarlo a cabo es una relación de noviazgo, en el caso de cada sacerdote o en las distintas formas de la vida consagrada, ese discernimiento se da en los distintos años de estudio en el seminario, misión o noviciado, según sea el caso.

Claramente al ser esto un proceso de discernimiento, se entiende que su objetivo es que la persona en total libertad pueda examinar de cara a Dios cuál es su llamado particular: Si este es su camino, si no lo es, si es el momento correcto para dar un paso definitivo; en el caso de un noviazgo, si es esa la persona con la que se considera correcto contraer matrimonio, entre otras decisiones. Es un proceso para detenerse en el camino, tener conocimiento de sí mismo y hacerse las preguntas necesarias para llegar a una conclusión, además de siempre tener la guía de un director espiritual, que acompaña este caminar en nombre de la Iglesia.

En el caso particular de los sacerdotes diocesanos en este país, ellos estudiaron, y los posibles clérigos en un futuro estudian y disciernen su vocación en el Seminario Nacional Nuestra Señora de Los Ángeles, tanto en el Introductorio en La Garita de Alajuela, como el Mayor en Paso Ancho. Allí cada seminarista asiste a clases universitarias, reciben atención psicológica, son huéspedes durante su estadía en la institución y también gozan de alimentación. Cada diócesis debe hacerse cargo de lo que representan estos gastos por los seminaristas que pertenecen a su territorio, y se lo debe pagar a la Conferencia Episcopal de Costa Rica (Cecor). La Arquidiócesis de San José debe pagar alrededor de cuatro millones de colones al año por cada seminarista.

Eso sin contar que antes de que un joven ingrese en el seminario, este debe llevar un proceso de discernimiento con la Pastoral Vocacional Arquidiocesana durante al menos un año; se trata de una serie de encuentros periódicos con jóvenes que tienen inquietudes por el sacerdocio que comparten entre sí, estos están a cargo de un sacerdote que se desempeña como promotor vocacional, quien va llevando el proceso de cada candidato, los entrevista y los evalúa antes de presentarlos al seminario para que sean admitidos o no para empezar sus estudios el año siguiente. Este proceso también le representa un gasto a la Arquidiócesis en diferentes elementos necesarios para esta actividad, como lo son las pruebas psicológicas que se les realizan a estos muchachos.   

Por estos motivos, desde el año pasado se implementó la iniciativa de las alcancías en las parroquias de la Arquidiócesis, esta fue todo un éxito al lograr recaudar más de 65 millones y medio de colones, lo cual ayudó económicamente a la Iglesia Católica en este gasto que debe realizar.

Por medio de un comunicado, el obispo auxiliar de San José, Monseñor Daniel Blanco, le informó a todo el presbiterio arquidiocesano que el arzobispo de San José, Monseñor José Rafael Quirós dispuso que las alcancías que enviarán "se distribuyan entre las filiales, grupos apostólicos y familias cristianas de las parroquias a su cargo, contando con la colaboración de los Equipos Vocacionales y/o los Consejos Parroquiales de Pastoral y de Asuntos Económicos".

"Del mismo modo, por cuestión de orden, se les indica que no se debe cambiar esta iniciativa por otras iniciativas propias de las parroquias, pues se trata de un esfuerzo que nos compete a todos. Si algún párroco tiene dificultad para cumplir las anteriores disposiciones, debe exponer la situación vía escrita al señor arzobispo, para que él lo evalúe junto al Consejo Arquidiocesano de Asuntos Económicos", se indica en el comunicado.

Las disposiciones del prelado son que cada parroquia entregue las alcancías que los fieles se llevaron a la Curia Metropolitana, específicamente antes de que finalice febrero de 2024 y durante el tiempo de cuaresma, que dará inicio el día 14 de ese mes con la celebración del Miércoles de Ceniza.