Pastoral Familiar se pronuncia sobre declaraciones de la relatora de Naciones Unidas
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La peor de las discriminaciones que un ser
humano puede sufrir es el aborto
David Mora, periodista
La Pastoral Familiar y Vida de
la Arquidiócesis de San José se pronunció en un documento firmado por el
arzobispo, Monseñor José Rafael Quirós, el obispo auxiliar, Monseñor Daniel
Blanco, y el delegado episcopal de esta Pastoral, el Padre Ronny Solano, sobre unas
declaraciones hechas por la relatora de la Organización de las Naciones Unidas
(ONU), Taleng Mofokeng, quien recientemente visitó Costa Rica.
Las palabras de Mofokeng
fueron las siguientes: "Las libertades relacionadas con el derecho a la salud
incluyen el derecho a controlar su cuerpo y la salud propia, incluyendo la
libertad sexual y reproductiva", posteriormente agregó que "las restricciones
penales y legales al aborto son de naturaleza discriminatoria, restringen la
autonomía e interfieren con la relación médicopaciente, afectando el acceso a
los servicios de salud y la información. Esta es una forma de discriminación
basada en el género. La moralidad pública y las creencias religiosas no pueden
servir de justificación para la promulgación o aplicación de leyes que den
lugar a violaciones de derechos humanos".
Los clérigos hicieron la reflexión
dirigiéndose a todas las personas de buena voluntad, recordaron que los datos
del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) revelaron que; en 2021,
lamentablemente de 54288 nacimientos, 22 madres murieron.También hicieron
mención de la importancia de diferenciar entre defunciones obstétricas directas
e indirectas, por lo que sería ilógico decir que esos 22 fallecimientos se
hubieran evitado en el país si el aborto estuviera despenalizado, ya que Costa
Rica tiene uno de los índices más bajos de América Latina en mortalidad
materna.
Sobre las bajas estadísticas
en las muertes maternas, los obispos indican que esto es gracias a la
posibilidad que tienen las mujeres en el país a acceder a buenos servicios de
salud, "aunque por supuesto siempre habrá muchas cosas por mejorar".
Con respecto a la afirmación
de Mofokeng, al afirmar que en Costa Rica existe la discriminación por no estar
despenalizado el aborto, los sacerdotes indicaron que "el aborto es la peor de
las discriminaciones que un ser humano puede sufrir, pues al quitar la vida
intencionalmente a un ser es gestación, se le quitan absolutamente todos sus
derechos humanos".
Por su parte, también hicieron
mención de la Declaración de los Derechos del Niño de 1959, de la misma ONU, que
dice: "Considerando que el niño, por su falta de madurez física y mental,
necesita protección y cuidado especiales, incluso la debida protección legal,
tanto antes como después del nacimiento", que unido al artículo 21 de la
Constitución Política, vuelve incomprensible las palabras de la relatora con
respecto a que la penalización del delito del aborto viola este artículo.
En respuesta a lo dicho por Mofokeng
al hablar de las creencias religiosas, los encargados de la Pastoral Familiar
recordaron que; en la Constitución Política de Costa Rica, en la Convención
Americana de Derechos Humanos y en la Convención Americana de Derechos Humanos
se realiza la defensa de la moral pública y la libertad religiosa. Además,
agregaron que en los distintos intentos de legalizar el aborto en el país nunca
se han utilizado argumentos religiosos, sino justificaciones científicas y de
derechos constitucionales y humanos.
Antes de finalizar el texto,
los clérigos hicieron un llamado a los costarricenses para que no se dejen
arrebatar sus principales valores, pues en Costa Rica siempre se ha tenido la
consciencia del valor y la inviolabilidad de la vida humana desde que en 1882
se abolió la pena de muerte, por lo que "no podemos permitir que nos impongan
volver a establecer esa pena para los seres humanos más inocentes e indefensos:
los niños en gestación".
El documento finaliza con la
invitación a invocar a Nuestra Señora de Los Ángeles por la defensa de toda
vida humana, desde su concepción hasta la muerte natural, y para la vivencia de
una auténtica paz.