Papa Francisco mantuvo encuentro con participantes de la JMJ
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Reflexión sobre el Buen Samaritano
David Mora, periodista
Este jueves 3 de agosto, mientras
se desarrolla la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), en Lisboa, el Papa
Francisco sostuvo un encuentro con los jóvenes integrantes de Scholas Occurrentes,
quienes participaron en el proyecto "Vida entre los mundos" creando un mural de
aproximadamente tres kilómetros de longitud, por lo que el Santo Padre bromeó
diciendo que "es como la Capilla Sixtina".
El pontífice observó la obra,
giró su cabeza de derecha a izquierda y él mismo le dio el último detalle: su
firma, con la esperanza de dirigirla a un mundo nuevo soñado por los jóvenes, a
quienes él invitó a "ensuciarse las manos, para no ensuciarse la vida". El grupo
de Scholas Occurrentes está conformado por personas de diferentes
nacionalidades y religiones.
El líder de la Iglesia
Católica les dedicó a los jóvenes de la organización, repartidos por 190
países, una hora, después de haber viajado a Cascais, a pocos kilómetros al
oeste de Lisboa. El Papa fue recibido entre cantos y vivas de "¡Bienvenido
Francisco!".
Por su parte, el director José
María del Corral, le regaló al Sucesor de San Pedro un pincel especial, que está
incrustado en una escultura de cerámica blanca y es utilizado por los pueblos
de África. Francisco se levantó y fue la pared para dibujar tres círculos
verdes en un punto ya marcado por distintos colores. En el encuentro, el Santo
Padre se vio rodeado por las preguntas y los testimonios de los jóvenes participantes
del proyecto.
Entre los muchachos presentes
algunos profesaban otras confesiones religiosas, entre ellos estaba Paulo, un
evangelista que manifestó estar satisfecho porque "las personas que se expresan
entre sí en diferentes religiones, diferentes culturas, no importa, puesto que
todos son bienvenidos en Scholas". Aladie, quien es musulmán, comentó que se "enamoró" de este movimiento porque no ve distinción entre las personas, "sino que valora
la interculturalidad que existe y acaba ayudando a personas de diferentes orígenes",
ya que "es un espacio multicultural en este sentido y entramos en la escuela
sin dejar de lado nuestra religión".
También estaban presentes
jóvenes practicantes de la fe católica, entre ellos Mariana, quien dijo que
este mural es como algo "mucho más que una pintura o un estar juntos", sino que
se trata de una colección "de historias de vida y mucho compartir, un compartir
que no es un compartir superficial o un compartir de likes en Instagram". "Creo
que hoy en día hay poca esperanza en la gente y tenemos que entender realmente
que también existe esa esperanza y esas ganas de vivir en las personas, aunque
a veces se escondan detrás de una pequeña sonrisa", comentó la joven.
Francisco se tomó el tiempo de
escuchar las intervenciones de los jóvenes y luego les respondió en su nativo
español, habló sobre el concepto de "crisis", aseverando que tienen un
significado negativo, pero que de estas pueden nacer frutos de bien, por lo que "en las crisis hay que caminar, casi nunca solos y esto también es importante". "Para afrontar juntos la crisis y seguir adelante, creciendo una vida sin
crisis es como el agua destilada. Es aséptica, sin sabor, no se puede beber, no
sirve para nada sino sólo para conservarla", comentó el Papa, quien aseguró que
la crisis "hay que hacerla propia, hay que aceptarla, afrontarla y resolverla".
"Hubo alguien que decía que el
camino del hombre, de la vida humana, es hacer del caos un cosmos, de aquello
que no tiene sentido, que está desordenado, crear un cosmos. Con un sentido
abierto, incluyente. No quiero hacerme catequista aquí, pero el mismo relato de
la creación, en "lenguaje poético", lo demuestra: de la nada nace algo: "Dios
un día hace la luz y va transformando las cosas". En nuestra vida sucede lo
mismo: hay momentos críticos, muy caóticos, en los que no sabes cómo mantenerte
en pie. Todos pasamos por estos momentos", respondió el Santo Padre.
Al finalizar el encuentro, el
pontífice argentino regaló un icono que representa la parábola del Buen Samaritano,
la cual él aprecia mucho. Les recordó a los jóvenes que nadie tiene la
seguridad de ser un Buen Samaritano, pero todos deben procurar serlo, también
rescató la vicisitud del hombre asaltado en el suelo que sangraba, porque "según
la ley de la época, quien tocaba la sangre quedaba impuro".
"Cuantas veces se prefiere la
pureza ritual a la cercanía humana. Entonces llega un samaritano, mentalmente
un poco fanfarrón, vendedor...no puro...y éste se detuvo, lo vio y sintió compasión.
Les dejo una pregunta: ¿qué te hace sentir compasión? ¿O tienes el corazón tan seco que no puedes
sentir compasión? ¿Qué sucede? A veces en la vida hay que ensuciase las manos para
no ensuciarse el corazón", enseñó el líder de la Iglesia Católica.
Francisco se despidió de
Cascais dando su bendición y pidiendo que rezaran por él.
Fuente: Vatican News.