Francisco mantuvo reunión con obispos este lunes por la tarde
·
Santo Padre pide involucrar a la Iglesia de
los cinco continentes en el camino sinodal
David Mora, periodista.
Este lunes 22 de mayo por la
tarde, el Papa Francisco mantuvo una reunión de casi tres horas a puertas
cerradas con los más de 200 obispos de la Conferencia Episcopal Italiana en el
Aula Nueva del Sínodo con motivo de la 77° Asamblea general, donde mantuvo un
diálogo con los prelados.
Temas como la paz, las
finanzas, las ideologías, el medio ambiente, el ministerio de los obispos y
sacerdotes, los seminarios, la caridad hacia los pobres y refugiados fueron
parte de las inquietudes de los obispos con el Papa, quien abrió los trabajos
de la reunión de primavera sobre el tema "A la escucha de lo que el Espíritu
dice a las Iglesias. Pasos hacia el discernimiento", que comenzó con esta
reunión y concluirá el próximo jueves 25 de mayo.
El encuentro empezó con un espacio
de oración y el saludo del Santo Padre a los obispos de las zonas afectadas por
el temporal en Emilia-Romaña, luego se procedió a tener un diálogo de quince
preguntas y respuestas de una manera espontánea y coloquial.
Uno de los temas principales que
se habló en la reunión es la disminución de las vocaciones a la vida religiosa,
que el Papa ya había tocado a finales de marzo en una audiencia con los obispos
de la Conferencia Episcopal Calabresa, donde centró el ministerio sacerdotal,
por lo que pidió a los presbíteros tener una relación cercana con los obispos.
Otro de los temas fue la paz en Ucrania y en el mundo, el cual fue catalogado
como urgente a tratar, también las ideologías actuales, problemas culturales y
la dificultad que pueden presentar las finanzas para la Iglesia fueron parte de
la conversación.
Sobre cuestiones
medioambientales, el diálogo fue direccionando que se necesita un cambio de
mentalidad, un "nuevo estilo" que pide el camino sinodal que involucra a la
Iglesia de los cinco continentes. También se invitó a mirar las situaciones de
pobreza; tanto antigua como nueva, que viven muchas personas, como a incentivar
que nunca falten los actos caritativos, donde el Papa se refirió expresando su
estima por los obispos italianos, que se comprometieron desde hace años en
acoger a migrantes y refugiados.
Al ir finalizando el encuentro,
el líder de la Iglesia Católica le regaló a cada prelado el libro "Fratellino" ("Hermanito"), escrito por el poeta Amets Arzallus Antia y publicado por la
editorial Feltrinelli. Este es un texto que cuenta lúcida y crudamente la vida
del inmigrante Ibrahima Balde; un joven guinenano que abandona su país para
buscar a su hermano menor, quien se fue de su casa para llegar a Europa, lo
cual nunca logró. Arzallus cuenta en la historia todo el drama que este joven
vivió en primera persona; la travesía en el desierto, el tráfico de personas,
la cárcel, la tortura, el viaje por el mar y la muerte.
El obispo de Roma citó esta
obra varias veces en ruedas de prensa al regreso de sus viajes apostólicos y en
audiencias. La ocasión más reciente donde citó este libro fue cuando recibió a
los refugiados llegados a Europa a través de la iniciativa conjunta de San
Edigio, las Iglesias evangélicas, la Mesa Valdense y la Iglesia Italiana, a
quienes también recibió en el Vaticano el pasado 18 de marzo. Francisco se
refirió al "librito" como un texto que traza en todo su dramatismo "el Vía Crucis" de muchas personas a nivel mundial.
Posteriormente, al margen de
la Asamblea, el arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal
Italiana, el Cadenal Matteo Zuppi, tomó la palabra para relatar lo acontecido
hace una semana en Emilia Romaña, donde se han gestado inundaciones
devastadoras. El purpurado tuvo la oportunidad de saludar personalmente al
Sucesor de San Pedro y expresarle su gratitud "por su mensaje de solidaridad de
los últimos días". En el saludo también estuvieron presentes el arzobispo de Rávena-Cervia
y vicepresidente del Ceer, Monseñor Lorenzo Ghizzoni, el obispo de Imola, Monseñor
Giovanni Mosciatti, el obispo de Forlí-Bertinoro, Monseñor Livio Corazza, y el
obispo de Faenza-Modigliana, Monseñor Mario Toso.
Los obispos italianos dicen en
una nota que cogen satisfactoriamente el estímulo del pontífice "para una
ulterior reflexión sobe el respeto de la Creación y la custodia de la casa común",
también subrayan que le recordaron a Francisco "que el pueblo de Romaña es
tenaz, pero que las pruebas se repiten con demasiada frecuencia y que necesitamos
sus oraciones y su cercanía".
Fuente: Vatican News.