Papa recibe a la Congregación en el aniversario de su refundación
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Orígenes de la Congregación
David Mora, periodista.
Este lunes 8 de mayo, el Papa
Francisco recibió e el Vaticano a los miembros de la Congregación del Espíritu
Santo, conocidos como los "Espiritanos", con motivo del 175 aniversario de su
refundación, allí animó a continuar con la evangelización de los pobres dirigiéndose
donde nadie desea ir.
Esta organización inició bajo la
protección del Inmaculado Corazón de María en fusión de dos institutos
religiosos; en 1703 se estableció la Congregación del Espíritu Santo y en 1841
la Sociedad del Sagrado Corazón de María, con su "refundación". Al pasar 175
años, el Santo Padre les recomendó "ante los urgentes desafíos actuales de
interculturalidad e inclusión, miren a cada uno con los ojos de Jesús, que
desea encontrarse con todos".
Al hablar sobre la misión, el
Pontífice se refirió no sólo a las llamadas "tierras de misión", sino a que
también se necesitan misioneros en "el viejo y cansado occidente". Por su
parte, se refirió a la historia de la congregación, a sus valores fundamentales
y el carisma de los Espiritanos: "Valentía, apertura y abandono a la acción del
Espíritu para que haga una cosa nueva", habló del joven diácono fundador, Claude-François
Poullart des Plac, quien en colaboración con doce compañeros del seminario,
inició "una aventura inesperada".
"Renunció a la perspectiva de
un futuro tranquilo - podría haber sido un buen sacerdote de familia acomodada - por una misión aún por descubrir, exponiéndose a sacrificios, incomprensiones
y oposiciones, con una salud muy frágil que lo llevaría a una muerte prematura,
antes de poder ver su sueño plenamente realizado", fue lo dicho por el Sucesor
de San Pedro sobre el diácono, quien tuvo muchos imprevistos y obstáculos, pero
su obediencia al Señor le ayudó dar una respuesta afirmativa, por la cual "Dios
inicia cada vez algo nuevo en él, y a través de él también en los demás", por
ello aquellos religiosos continúan su obra "dispuestos a responder a los nuevos
signos de los tiempos". Este es el motivo por el que los seminaristas de esta
congregación religiosa son pobres y tienen como parte de su formación
sacerdotal las misiones en diversas partes del mundo, "sin dejarse atemorizar
ni siquiera por la persecución religiosa desatada por la Revolución Francesa".
El Papa también habló de la
segunda fundación, en 1848, cuando se une la Sociedad del Sagrado Corazón de
María, del Venerable François Libermann, donde destacó también son misioneros,
pero tienen una historia diferente, donde se tuvo la necesidad de superar todos
los temores para hacer que "los hermanos de las dos familias aceptaron el reto,
uniendo sus fuerzas y compartiendo lo que tenían en un nuevo comienzo", dejando
los frutos de la presencia de la Congregación en 60 países de los cinco continentes,
con 2600 religiosos y muchos laicos comprometidos.
"Gracias a su disponibilidad a
cambiar y a su perseverancia, han permanecido fieles al espíritu de sus
orígenes: evangelizar a los pobres, aceptar las misiones donde nadie quiere ir,
dando preferencia al servicio de los más abandonados, respetar a los pueblos y
las culturas, formar al clero y a los laicos locales para el desarrollo humano
integral, y todo ello en fraternidad y sencillez de vida y en asiduidad de
oración", manifestó el Santo Padre.
La oración fue un punto importante
en el discurso del líder de la Iglesia Católica, quien dejó a un lado su
lectura y dijo espontáneamente: "Es importante: rezar, no dejar la oración y no
sólo la oración formal, bla, bla, bla... ¡rezar! ¡Rezar en serio!".
Igualmente es importante no renunciar a la "valentía" y a la "libertad interior",
que hay que cultivar y hacer "un rasgo vivo de su apostolado...Miren a cada
uno con los ojos de Jesús, que quiere encontrarse con todos, ¡con todos! No lo
olvidéis, ¡a todos, a todos! haciéndose especialmente cercano a los más pobres,
tocándolos con sus manos, fijando su mirada en ellos".
Al finalizar, el Pontífice
argentino les recomendó dejarse guiar por el Espíritu Santo, quien es el protagonista
de toda misión.
Fuente: Vatican News.