Vigilia Pascual en la Catedral Metropolitana
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Bautismo de dos catecúmenos
David Mora, periodista
En medio de una gran oscuridad,
cientos de fieles abarrotaron la Catedral Metropolitana Santuario Nacional San
José para llenar de luz las velas y sus corazones al celebrar la Solemne Vigilia
Pascual la noche de este Sábado Santo.
La celebración fue presidida
por el arzobispo metropolitano de San José, Monseñor José Rafael Quirós, quien
dio inicio a la celebración con la Liturgia de la Luz preparando el cirio pascual
trazando sobre él con el punzón el año 2023 y las letras griegas Alfa y Omega,
que indican que Cristo Resucitado es el Señor del tiempo y de la historia,
luego se encendió la vela hecha de cera de abejas con el fuego que ardía en una
fogata puesta en la puerta del templo catedralicio, luego empezó a caminar por
la nave central acompañado de los concelebrantes; el nuncio apostólico,
Monseñor Bruno Musaró, el prefecto de la Catedral, el Padre German Rodríguez, y
el secretario de la Nunciatura Apostólica, el Padre Andy Rodríguez, quienes se
encargaron de pasar el fuego del cirio pascual a las velas de los fieles, que
llenaron de luz el recinto.
Al llegar al presbiterio, se
prendieron las luces del templo y el delegado de Pastoral Litúrgica, el Padre
Francisco Morales, quien fungió como ceremoniero en esta misa, fue el encargado
de cantar el Pregón Pascual. Terminado este canto dio inicio la Liturgia de la
Palabra, la cual es la más larga del año, pues abarca lecturas y salmos del
Antiguo Testamento, donde se deja claro como Dios a través de la historia
preparó todo para el momento de la Resurrección de Jesucristo, terminadas estas
lecturas se rompió el silencio cuaresmal con el Himno del Gloria, acompañado
por las campañas del templo, mientras se encendían las velas del altar con la
luz del Resucitado venida del cirio pascual. Terminado el canto glorioso, se
continuó con la proclamación de las lecturas del Nuevo Testamento, se entonó el
Salmo Aleluyático y se proclamó el Evangelio de la Resurrección de Cristo en la
versión de San Mateo.
Terminadas las lecturas
bíblicas, el arzobispo pronunció su primera homilía de este Triduo Pascual,
pues en la Misa Vespertina de la Cena del Señor predicó el Padre Víctor Hugo
Munguía y en la Liturgia de la Pasión del Señor predicó el obispo auxiliar de
San José, Monseñor Daniel Blanco. En ella, Monseñor Quirós manifestó que "la luz
de Dios reina ya desde la misma creación hasta el final, y por ello al preparar
el cirio hemos escuchado que Cristo es el Alfa y la Omega, el principio y el
fin, el Señor presente en la historia de la humanidad, es acontecimiento que
siempre se ilumina y qué hermosa la imagen que hemos escuchado en la entonación
del Pregón Pascual cuando se nos dice que este cirio fue elaborado por la laboriosidad
de las abejas. Con ellos se nos está indicando que quienes participamos de la
luz de Cristo, al igual que el cirio se consume, pero para darse, para dar luz
y no se apaga; pues de la misma forma, el cristiano es luz cuando se da, cuando
proclama la verdad, cuando se manifiesta como hijo de la luz".
Posteriormente comenzó la
Liturgia Bautismal, donde se bendijo el agua para bautizar a dos adultos; ellos
fueron Sebastián Monge y Allison Quesada, quienes fueron iniciados en la vida
cristiana al renunciar a Satanás, a sus seducciones y al pecado y profesaron su
fe en Jesucristo, se oró por ellos pidiendo la intercesión de los santos, finalmente
fueron bautizados y confirmados. Después de que los jóvenes recibieron los
sacramentos de iniciación cristiana, todos los fieles renovaron sus promesas
bautismales, volviendo a encender sus candelas con el fuego del cirio pascual,
por lo que la Catedral se volvió a iluminar en medio de la noche más importante
para los cristianos, la renovación culminó con la aspersión de agua bendita por
parte de Monseñor Quirós, en recuerdo del bautismo recibido en cada fiel.
Luego de la oración de los
fieles, la celebración eucarística continuó con normalidad, se utilizó la Plegaria
Eucarística I, conocida también como Canon Romano, la cual se usa acostumbra
usar en las celebraciones más solemnes del año litúrgico, los fieles comulgaron
y el Santísimo Sacramento volvió a ser reservado en el sagrario del altar de
San José, ya que desde el Jueves Santo se expuso en el Santo Monumento y
después de la Liturgia de la Pasión había sido guardado en un sitio privado
aparte.
Al finalizar, el arzobispo
agradeció la presencia del nuncio apostólico, de los sacerdotes y la
colaboración de los medios de comunicación de la Arquidiócesis de San José al
hacer llegar estas celebraciones a muchas personas. La Vigilia Pascual tuvo una
extensión de 3 horas con 10 minutos.