Liturgia de la Pasión del Señor y Santo Entierro en San José
·
La tarde del Viernes Santo estuvo cargada
de celebraciones
David Mora, periodista
La tarde de este 7 de abril,
Viernes Santo, al ser las 4, la Catedral Metropolitana se vio con sus luces
pagadas y llena de fieles que se congregaron para celebrar la Liturgia de la
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Este es el único día del año en que no
celebra la Eucaristía en ninguna parte del mundo, aguardando la Vigilia Pascual
la noche del Sábado Santo.
En medio de un silencio
sepulcral, el arzobispo de San José, Monseñor José Rafael Quirós, el obispo auxiliar,
Monseñor Daniel Blanco, ingresó junto a varios sacerdotes al templo catedralicio,
usando las vestiduras litúrgicas rojas en recuerdo de la sangre de Cristo
derramada, al llegar al presbiterio, frente al altar desnudo, se postraron
rostro en tierra mientras la asamblea se arrodilló.
Una vez proclamada la Pasión
del Señor del evangelista San Juan, el encargado de la homilía fue Monseñor Blanco,
quien citó al Catecismo de la Iglesia Católica para explicar que "el amor hasta
el extremo es el que confiere su valor de redención y de reparación, de
expiación y de satisfacción al sacrificio de Cristo. Nos ha conocido y amado a
todos en la ofrenda de su vida. Ningún hombre, aunque fuese el más santo, estaba
en condiciones de tomar sobre sí los pecados de todos los hombres y ofrecerse
en sacrificio por todos. La existencia en Cristo de la persona divina del Hijo,
que; al mismo tiempo, sobrepasa y abraza a todas las personas humanas y que le
constituye cabeza de toda la humanidad, hace posible su sacrificio redentor
para todos".
Terminada la predicación, se
realizó la Oración Universal de los Fieles, donde se oró por la Santa Iglesia,
por el Papa Francisco, por los todos los obispos del mundo, los sacerdotes y
ministros ordenados, los catecúmenos, la unidad de los cristianos, los judíos, por
aquellos que no creen en Cristo, los que no creen en Dios, por los gobernantes y
los atribulados.
Inmediatamente, en la Catedral
sólo se volvió a escuchar el sonido del silencio mientras la cruz, cubierta por
un lienzo morado, ingresaba por la nave central, al llegar al presbiterio fue develada
por el arzobispo, quien fue el primero en quitarse el solideo, la casulla y los
zapatos para adorarla, el segundo en hacerlo fue el obispo auxiliar, y luego
los sacerdotes presentes, después fue llevada a los fieles, quienes, uno por
uno, fueron a adorar el patíbulo, lo cual se extendió por más de 20 minutos. Desde
el inicio de la pandemia, este es el primer año que se vuelve a realizar este
acto así, como se acostumbraba a hacer; en los dos años anteriores, cuando ya
se tuvo la presencia de los fieles, el arzobispo llevaba la cruz por los
pasillos del templo mientras se hacía la adoración de forma general.
Posteriormente, la cruz se
colocó frente al altar y se procedió al Rito de Comunión, un diácono trajo el
Santísimo Sacramento (hostias consagradas desde el Jueves Santo) desde el
monumento para que los fieles pudieran comulgar, la celebración culminó en silencio
después de realizar la oración sobre el pueblo.
Pero no todo terminó allí, pues
al ser las 6 de la tarde, se escuchó a la Banda Municipal de San José entonar el
tradicional Duelo de la Patria, composición hecha por el costarricense Rafael
Chaves Torres, mientras salía la imagen del Santo Sepulcro, con la que daba
inicio la Procesión del Santo Entierro. La imagen de la Virgen de la Soledad,
junto a San Juan y Santa María Magdalena, salió desde el templo vecino ubicado
en el Barrio Chino, vino por el bulevar de la Avenida # 4 y esperó al Sepulcro
afuera de la Catedral Metropolitana para caminar detrás de él.
El recorrido inició doblando
por la Avenida #3, donde se realizó una parada para escuchar el tema "El Diario
de María", interpretado por Yunuen Rodríguez desde el balcón del Teatro Popular
Melico Salazar, posteriormente dobló a la derecha y caminó dos cuadras de la
Calle #2, pasó frente al Banco Central y luego volvió a doblar a la derecha
para subir una cuadra por la Avenida #1, y volvió a dirigirse a la Catedral Metropolitana
por la Calle Central Alfredo Volio.
El Santo Sepulcro ingresó de
regreso a la Catedral minutos antes de las 8 de la noche.