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Papa

La esperanza de Dios nace y renace en los agujeros negros de nuestras decepciones

Audiencia General (VIDEO)

El Papa, en su catequesis de hoy miércoles 5 de abril del 2023, recordó la Liturgia del domingo pasado, la Pasión del Señor. El texto bíblico, dijo, termina con estas palabras: «Sellando la piedra» (Mt 27,66). Todo parece terminado, para los discípulos de Jesús, dijo esta mañana Francisco, esa roca marca el término de la esperanza.

El Maestro ha sido crucificado, asesinado de la forma más cruel y humillante, colgado en un patíbulo infame fuera de la ciudad: un fracaso público, el peor final posible.

El Pontífice recordó que el desánimo que oprimía a los discípulos no es del todo extraño a nosotros hoy. También en nosotros se condensan pensamiento profundos y sentimientos de frustración, y cuestiona Francisco: ¿por qué tanta indiferencia hacia Dios? ¿Por qué tanto mal en el mundo? ¿Por qué las desigualdades siguen creciendo y la anhelada paz no llega? ¡Y en los corazones de cada uno, cuántas expectativas desvanecidas, cuántas desilusiones! Y también, esa sensación de que los tiempos pasados fueron mejores y que, en el mundo, quizá también en la Iglesia, las cosas no van como antes? En resumen, aseveró, también hoy la esperanza parece a veces sellada bajo la piedra de la desconfianza.

Jesús despojado de todo, dijo el Papa, nos recuerda que la esperanza renace diciendo la verdad sobre nosotros, dejando caer las dobleces, liberándonos de la pacífica convivencia con nuestras falsedades. Esto es lo que hace falta: volver al corazón, a lo esencial, a una vida sencilla, despojada de tantas cosas inútiles, que son sustitutos de esperanza. Hoy, cuando todo es complejo y se corre el riesgo de perder el hilo, necesitamos sencillez, afirmó, redescubrir el valor de la sobriedad, de la renuncia, de limpiar lo que contamina el corazón y entristece. Cada uno de nosotros puede pensar algo inútil de lo que puede liberarse para reencontrarse. ¡Este es un bonito ejercicio!

La cruz: final de todo. Un nuevo inicio

En la mente de los discípulos permanece fija una imagen: la cruz. Ahí se concentraba el final de todo, dijo el Papa. Pero poco después, los discípulos descubrirían precisamente en la cruz un nuevo inicio.

La esperanza de Dios brota así, nace y renace en los agujeros negros de nuestras expectativas decepcionadas; y esta, sin embargo, no decepciona nunca.

Al describir la cruz, ese madero de muerte, dijo Francisco, terrible instrumento de tortura, allí Dios ha realizado el mayor signo del amor. Ese madero de muerte, convertido en árbol de vida, nos recuerda que los inicios de Dios empiezan a menudo en nuestros finales: Él ama obrar maravillas. Miremos el árbol de la vida, invitó el Papa, para que brote en nosotros la esperanza: para ser sanados de la tristeza de la que estamos enfermos.


Fuente:vaticannews.va